Alguien que me quiere mucho ha estado en Córdoba y sólo me ha traído este poeta (IV)

Una entrega más, con, esta vez sí, la poeta que nos dejó mudos: Ruth Fainlight.

Con enormes dificultades, me decido por dos, y os los copio en la traducción de Mirta Rosenberg y Daniel Saimolovich que corresponde, también, a la recopilación que le editaron en Cosmpoética. Pero no dejéis de buscar más, no os quedaréis igual que estabais.

LA LEY

Como alguien que camina por la cuerda floja
o que trata de mantenerse en pie
en una plataforma móvil: primero
un pie, después el otro,
adelante, atrás, balanceándose,
los brazos extendidos a la altura de los hombros.

Nunca antes los pies
y los dedos se sintieron tan vivos,
extendiéndose para captar
el más leve cambio de equilibrio
y posición, como los brotes tiernos
de las enredaderas y los árboles.

Para que las cosas permanezcan iguales
deben cambiar todo el tiempo.
Así la manera de cambiar tu vida
es quedarte quieta y no
hacer nada, mientras todo lo demás
sigue la ley del cambio
.

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De la “esfera pública” y sus peculiares formas de rodar

Mi amigo el amigo de Antígona me hablaba enigmáticamente de este artículo el otro día mientras veíamos el cielo de Madrid desde la peculiar perspectiva de una de esas terrazas a las que la llevan a una a cenar los caballeros con melena (y que aprovecho para recomendaros porque no puedo creerme que llevara cinco años en Madrid y nunca hubiera estado, que no os pase lo mismo). Esperé expectante su aparición toda la semana, y lo cierto es que ha ido por un derrotero que no era exactamente con el que contaban mis apuestas.

Aunque el tema de Rosa Díez y su visita o no visita no me interesa demasiado, más allá de la anécdota me parece que vale la pena dedicar un rato de la mañana a pensar sobre lo que se cuentan y las direcciones a las que apuntan sus reflexiones sobre el espectáculo de los medios y la reveladora -a la vez que divertida- estrategia que, describen, se les ocurrió esta vez a los alumnos de Políticas para subvertir la regla del juego. Aunque tengo mis dudas sobre todo ello -la base, la estrategia y su eficacia-, el mero hecho de que me haya puesto a darle -una vez más- vueltas al coco me parece que ya hace que la cosa merezca compartíroslo. En concreto, el párrafo que os copio abajo se parece mucho a lo que me carcome la cabeza en mis mañanas de trabajo y mis tardes de intentar pasar a limpio las reflexiones con cara de estudio sociológico de las mañanas, así que me gustó verlo formalizado en palabras ajenas, que siempre ayuda a avanzar.

De modo que aquí os dejo el enlace. Porque, además, a mi también me gusta presumir de amigos… y ya os he dicho mil veces para que sirven en realidad los blogs 😉

(…) Los cierres y exclusiones que los medios operan en la esfera pública están en la base de la derechización de nuestras coordenadas ideológicas. Gracias a su capacidad de monopolizar agendas, en los últimos 30 años de democracia española hemos sido extenuados con millones de páginas y horas de información dedicadas al terrorismo y al nacionalismo, pero hemos contado con poca y mala información para pensar y deliberar sobre la calidad de las políticas sociales; sobre los límites de nuestra convivencia intercultural (tanto con los inmigrantes como entre las diversos sentimientos nacionales peninsulares); sobre un sistema electoral antipluralista o el modelo económico (con el que es imposible afrontar la crisis actual) (…)

(Aquí para leer entero este “Esfera pública y universidad”)

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“Laura, sus luchas con la hidra” ;)

Cuando carcomen las propias contradicciones, mejor que liarse a machetazos con la hidra, siempre es encontrarse como casualmente (pero todos sabemos que no es casualidad, que es que el ángel que nos protege se la pasa trabajando), en mitad de un prólogo y con una carcajada, con la manera en que alguien se tomó ya antes lo mismo a guasa, y cogerlo por bandera.

Amar es respetar
La independencia del ser amado
Así concibo yo el amor
Dónde coño se habrá metido esta mujer

(Claes Andersson)

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El miedo del vigilante

Por ironías de la vida esta, después de el cabreo de ayer, el segundo post de hoy también tiene que empezar admitiendo que hay días en que me gusta mi oficio, porque esta mañana -en que volvió a tocarme hacer de pinche del cubridor oficial de la cuestión, , aunque esta vez con meras libretita y grabadora- me la pasé escuchando una conferencia de Roberto Saviano, lo que tuvo su punto.

No os voy a reproducir la sarta de polémicas que desató, que para eso están los periódicos. Ni siquiera me voy a meter en lo cachondo que puede llegar a ser ver tomar apuntes a una horda de polis y picoletos.

Sólo os voy a copiar aquí debajo la frase con la que cerró su intervención el italiano, porque sacada de contexto me encanta. Vaya por esos, tan admirados, que se dejan la piel en las letras porque creen que, efectivamente, a cada grito suyo se tambalea un poco un trono y hay quien se debería asustar.

¿Cómo es posible que una organización que factura 300 billones de euros tenga miedo a un libro? Es que ellos no me tienen miedo a mí ni a mi libro. Le tienen miedo a las personas que me leen. 

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Las mujeres que esperan en Oualalat o qué hacer si mayo os pilla en Tarifa

El otro día, que sí que me gustó mi oficio, me tocó ir, camarita en mano, a hacer de pinche de la compañera de Cultura que habían mandado a cubrir la presentación en Madrid del VI Festival de Cine Africano de Tarifa. Como cualquiera que me conozca un poco puede suponer, salí de la misión con un vídeo bastante desastroso pero con un incontrolable síndrome de Estocolmo hacia nuestros entrevistados y su proyecto.

Y como lo de irme a Tarifa dentro de un mes, mal que me pese, me temo que no se me va a arreglar,  me hice a la idea de conformarme con el breve aperitivo que los festivaleros nos regalaban en la FNAC de Callao durante estos días, asumiendo el riesgo que tiene lo de quedarse con la miel en los labios. Read More

Alguien que me quiere mucho ha estado en Córdoba y sólo me ha traído este poeta (III)

El siguiente turno es para Pura López Colomé, la generosa mexicana de la que tengo que averiguar si hay publicados ensayos, y que fue, por lo seductor y mágico de sus intervenciones, el gran descubrimiento de la temporada. Y aunque el poema que me atrapó de sus libros es otro, el que se llama “Acaso Borneo” y evoca viajes y colores, me decido por este, más afín a este pequeño otoño que ha venido a instalarse en mitad de la ya dada por supuesta primavera.

 INFINITO DÍA

1
En el refugio,
la cera de los muros comienza a derretirse;
no hay dónde poner la mecedora
y tomar el fresco,
hace calor,
calor confuso y agobiante.
Ha pasado otro minuto.

2
Me dispongo a partir el pan, a barrer la entrada,
a poner carne de por medio;
pero cuando alzo la vista y miro el huerto
algo me hace repetir que en esta carne
se ciernen granos, uno a uno,
sin necesidad de otra cosecha.

3
Mis manos se rinden, mis ojos se rinden,
con una ira demasiado larga
termina el día,
este día,
y el dintel no ha cambiado de lugar;
qué lástima
las nubes adoptan formas reales
la diversidad del mundo es una lástima
una llaga
un infantil cadáver
hecho de música y espíritus nupciales:
los chorros de mar, las gotas,
las horas,
traducen sólo una secuencia.

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Alguien que me quiere mucho ha estado en Córdoba y sólo me ha traído este poeta (II)

De Arne Rautenberg, el alemán que parecía hecho de respeto, que iba por cortesía a todas las lecturas aunque no entendiera ni papa, también tres poemas. Sacados de la recopilación editada por el propio equipo de Cosmopoética en su colección de libros en la traducción de Juan Andrés García Román, quue adquiere para mi condición de odisea homérica, de travesía trasatlántica en parapente, de neurocirugía con filigranas, de virtuosismo de violinista tocando a Stravinsky.

Y no me resisto a que uno de los tres sea la muestra -directamente fotografiada del libro con el móvil, perdonad la pésima calidad de la imagen, aunque es lo de menos- de esa clase de poemas en los que este caballero opta, para decir, por no usar palabras.

(Quien pueda, que se haga con los poemas de “Mirada a la creación de la rueda” (“Einblick in die Erschaffung des Rades”). Demasiado complicado intentar copiarlos aquí, pero interesantes como para merecer la búsqueda del libro).

Valiente como un
abejorro que indeciso inventa
un horizonte sobre el mar
.

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Alguien que me quiere mucho ha estado en Córdoba y sólo me ha traído este poeta (I)

Aunque no voy a contaros muchas cosas sobre mi viaje al sur (yo siempre he sido una dama discreta), os he traído muchos regalitos. Tienen todos la forma del descubrimiento de nuevos versos por los que pasear. Que cada uno se quede el que quiera.

Empiezo, paradójicamente, por los de alguien que, aunque no estaba en el festival, ha escrito el libro que se lleva el difícil galardón de haber sido, de entre el montón que me traje, el primero que me eché al bolso. Con ustedes, Ewa Lipska. Tres poemas de Fresas blancas que me ha sido difícil escoger.

ESCOGEMOS LA LIBERTAD

Escogemos la libertad.
Nos alejamos de la orilla.
Los remos pesados y de lengua extranjera.
Nos cohíbe el habla.
Es el pueblecito de Neumarkt
a las ocho de la madrugada
los dueños de la libertad
reparten arenques.
Luces. Lucecitas. Alegres casas.
Un ciclista sonríe.
Compramos tinta.
Inspiramos aire de lavanda.
Llevamos la maleta con una correa.
Solitarios alpinistas
en un pico conquistado
.

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