Cosas que encontré al volver a casa

Cuando volví a casa de mi viaje a casa (paradójica es la vida del nómada) me esperaban una madeja, un minotauro y el mensaje cifrado de un amante por venir.

La madeja, yo pensaba que la habría dejado ahí a la puerta alguno de los gatos de Rabat, uno juguetón y majete. Pero no. “La Madeja” venía de lejos, del otro lado del mar, y la habían mandado volando un grupo de gatas del norte que la cuentan así:

Porque teníamos ganas de escribir, ganas de gritar, ganas de dialogar, ganas de leer, ganas de jugar con otros lenguajes. Porque queríamos hacerlo con otras, con otros. Porque pensamos que necesitamos miradas feministas para ver y re-crear el mundo. Porque deseamos liar, deshacer y rehacer la madeja e invitarte a que también lo hagas tú…

Hace casi un año, en el grupo de feminismo de Cambalache surge la idea de publicar una revista. Pensamos que era un espacio propicio para dialogar, disentir, aprender, criticar, visibilizar, socializar conocimientos, posicionarnos, hacer(nos) preguntas… Y no sólo con el resultado final, sino también en el propio proceso de elaboración. Invitamos entonces a sumarse más personas hasta formar un grupo heterogéneo y múltiple en el que, desde una mirada feminista, entremezclar diversas voces. Creemos que tener una mirada feminista significa reconocer que un mismo hecho no incide por igual en las distintas personas que conformamos esta sociedad como consecuencia de cómo se nos identifica dentro de ella. Desde este punto de vista, además de querer dar espacio en la revista a perspectivas tradicionalmente invisibilizadas en los medios de comunicación (biografías, afectos, vida cotidiana, nuevas masculinidades, los afectos y relaciones, etc.), queremos ser críticas con el patriarcado y el capitalismo, asumiendo que trabajar por un mundo más justo para las mujeres implica trabajar también por todos los otros que se encuentran en los márgenes.

Total, que por ahí andan algunas letras que junté yo, y sobre todo muchas otras que recopiló con un trabajo magnífico un equipo en el que se cuentan no pocos amigos y un buen puñado de gente afín. Aquí tenéis toda la información (puntos de venta, presentaciones, créditos…) y, lo que es mejor, aquí podéis encontrar íntegro en pdf el contenido de la revista. Mucho que pensar, mucha bonita compañía.

Y, si seguís mis consejos, no dejéis de leer con atención el horóscopo. Yo ya casi estoy corriendo a comprarme en la medina mi frasquito de melisa… 😉

Pero sigamos, sigamos: el minotauro. Sí, al llegar a casa me encontré también un minotauro.

No me asusté, porque venía con preaviso. Y es que la gente de Minotauro Digital me había pedido ya hace unas semanas algunos poemas para el número siete de sus Cuadernos del Minotauro. Así que ahí estaba la dulce bestia, durmiendo en mi buzón. Me dio la alegría de que en sus páginas me acompañen algunos artículos muy interesantes y hasta la ilustre presencia del viejo Pessoa (qué cosas).

Aquí tenéis el índice, para saber de qué va el tema. Si os animáis a correr a los kioscos, os encontraréis cuatro textitos de este gato que no habéis leído antes (aunque es posible que los hayáis escuchado, eso sí). Y si no, pues nada, tan contentos todos.

Os decía también que, como último hallazgo de bienvenida, me encontré el mensaje cifrado de un amante por venir. De eso, poco más puedo contaros, y no es pudor. El capitán de los contemporáneos  es tan audaz en el juego que siempre logra enredarnos sin decirnos ni siquiera demasiado del tablero y de las fichas. Sólo sé que se aproxima un libro y queremos crear hambre de amor (como dijo, más o menos, una de las co-enredadas).

De las otras cuarenta y nueve maneras de ser tu amante, nada sé, por el momento.

De la mía, te diré que no te va a sorprender.

Y eso: próximamente, más…

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