Alguien que me quiere mucho ha estado en Córdoba y sólo me ha traído este poeta (IV)

Una entrega más, con, esta vez sí, la poeta que nos dejó mudos: Ruth Fainlight.

Con enormes dificultades, me decido por dos, y os los copio en la traducción de Mirta Rosenberg y Daniel Saimolovich que corresponde, también, a la recopilación que le editaron en Cosmpoética. Pero no dejéis de buscar más, no os quedaréis igual que estabais.

LA LEY

Como alguien que camina por la cuerda floja
o que trata de mantenerse en pie
en una plataforma móvil: primero
un pie, después el otro,
adelante, atrás, balanceándose,
los brazos extendidos a la altura de los hombros.

Nunca antes los pies
y los dedos se sintieron tan vivos,
extendiéndose para captar
el más leve cambio de equilibrio
y posición, como los brotes tiernos
de las enredaderas y los árboles.

Para que las cosas permanezcan iguales
deben cambiar todo el tiempo.
Así la manera de cambiar tu vida
es quedarte quieta y no
hacer nada, mientras todo lo demás
sigue la ley del cambio
.

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