Hace no mucho, me hablaban de un libro, “Amar y pensar”, de un tal Santiago López Petit. Me hacían llegar una serie de fragmentos que pertenecían definitivamente a la especie de esos que me reconcilian con la filosofía y me recuerdan por qué tengo en casa tantos libros gordos.
Hoy, me encuentro con esta entrevista y me digo: “venga, sube un cachito al blog. Para ver si en una temporada no hace falta ponerse a explicar por qué sí que tiene sentido explorar la palabra ontología, pasar las horas descifrando manuales, hacer incluso exámenes que obliguen a enfrentar páginas antiguas pese a todas las perezas… ”
“Para llegar a escribir cosas como estas un día, hombre”, es la respuesta.
(Intentaré acordarme en septiembre, cuando el calendario de exámenes vuelva a traerme a mí misma la pregunta de quién coño te manda meterte en este berenjenal…)