Las ausencias, la camota

Tras un par de semanas de considerable ajetreo vital y emocional, ha llegado a una sensación de la que me desacostumbré rápido: abro la puerta y el piso está vacío. Os habéis ido todos, esta casa es más casa y menos hogar.

Pero no hay tiempo para la nostalgia, es el momento de ponerme a estudiar la asignatura con más leyenda negra de la carrera.

Así que hago un anuncio: temporalmente y sin que sirva de precedente, aprovecho vuestras ausencias, cojo la tarea y me traslado a vivir a mi camota. Read More

Me quedo mucho más tranquila

He venido a Kumasi sin ningún objetivo. Por lo general se cree que tener un objetivo marcado es algo bueno; que la persona sabe lo que quiere y que lo persigue; por otra parte, sin embargo, tal situación le impone unas anteojeras, como las de los caballos: ve única y exclusivamente su objetivo y nada más. Y ocurre, por el contrario, que lo que está más allá, lo que se sale del límite impuesto en amplitud y profundidad puede resultar mucho más interesante e importante. A fin de cuentas, entrar en un mundo diferente significa penetrar en un misterio, y ese misterio puede guardar muchos laberintos y recovecos, ¡tantos enigmas e incógnitas!

(Ébano, Ryszard Kapuscinski)

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Liz Norton

Antes de que Norton se acostara por primera vez con Pelletier, Morini ya había entrevisto esa posibilidad. No por la forma en que Pelletier se comportaba delante de Norton sino por el desasimiento de ésta, un desasimiento impreciso, que Baudelaire habría llamado spleen y que Nerval habría llamado melancolía, y que colocaba a la inglesa en una disposición excelente para comenzar una relación íntima con quien fuera.

(2666, Roberto Bolaño)

Ejem.  Read More