Laura y el lado oscuro

Después de esta semanita, en que he mirado de cerca a maltratadores, a testigos de violencia, a la vida de muertos ilustres, a porteros búlgaros al por mayor y a jueces díscolos contentos; en la que no he oído hablar más que de espionajes rocambolescos , de terroristas que lo son por informar, de bolsas blancas y pornógrafos infantiles…. llego al viernes con unas ojeras hasta el suelo y tarareando. “Parece que anda suelto Satanás…” Read More

Si creo lo que dicen, lo más difícil ya pasó

En la primera semana de trabajo se aprenden un montón de cosas. La primera es que aquella cómoda elección matutina de si levantarse o no era un privilegio nunca suficientemente agradecido.

Luego se aprende también quién es quién, quién es el jefe, y dónde tiene uno que sentarse: tres categorías unidas por obra y gracia de jerarquías extrañas. Lo siguiente que hay que aprender, si el trabajo es este mío, es a vivir como si no existieran los puntos y seguido. O eso me han dicho. Read More

Cuando nieva en Madrid

Cuando nieva en Madrid, parece que hay más verde que cuando no hay blanco, y un poco de muérdago sobrevive en los matorrales de las aceras. Trescientos doce latinoamericanos salen a hacer fotos que enviar a su familia y los mendigos reciben más dinero. Cuando nieva en Madrid, las viejas en pieles de mi barrio comentan que hoy el perro Pupi o Chusqui no quiso salir a la calle, y los niños no se sorprenden demasiado. Cuando nieva en Madrid, Avenida de América se queda desierta, y silenciosa casi, a media mañana. Y en los alrededores de la Complu hay bosques que tienen un palmo de espuma sin pisar. Cuando nieva en Madrid, resbalan los tipos del traje y la gente como yo, saben bien los cafés inmundos de las máquinas. Nos quitamos los ipod de las orejas y disfrutamos silbidos de copos.

Y las motos miran muertas de frío cómo sigue la tormenta.

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Cartas que desearía recibir ahora que todo el mundo hace balance del año (III)

De aquellos que así como sin querer llevan ahí años, que ya tienen más de amigos que de amantes malgré tout, que primero nos contamos las penas de con otros y luego nos quedamos a desayunar, que son paradójicamente sinónimos de lo estable, que siempre se llaman Tomás: parecida a la que sigue, varias cartas, pero sobre todo dos. Una con sello de un salón de Vallecas, otra con sello de algún bar de Oviedo. Read More