Nueva tarea

Hay cenas que nunca se olvidan. Suele ser por cosas que no vienen a cuento. La noche de la mañana en que empecé a estudiar chino, tenía una cita largamente preparada. En mitad del aperitivo, el comensal comentó: ¿Chino? ¿Tú? ¿Por qué? ¿Con lo que a ti te gusta la litratura, por qué meterte a estudiar una lengua en la que pasarán veinte años antes de que puedas entender un poema? Cómo iba él a pensar que de la cena, eso sería lo que más vueltas me hiciera darle a la cabeza: al hacer que me diera cuenta de que, de hecho, si algo me gusta de estudiar lenguas es no depender de traducciones para vérmelas con los libros que las dibujan. Sí, pasarán lustros antes de que pueda hablarle cara a cara a Li Bai. Pero tendrá su fruto. Y entretanto… Read More

Les bobós (con acento en la o)

Una de las cosas que más me gusta de Francia es que tienen las palabras que yo siempre quise tener. Dejemos para otro día los maravillosos “c’est pas grave” y “j’ai kif”, las “crudités” que tanto le gustan a Manu y la sutil pero indispensable diferencia entre “copain” y “petit ami”. Hoy, el tema es la palabra que más feliz me ha hecho desde que llegué: “bobo”. Con acento en la o, claro: bobó. Read More

La Luna en Botella

Es muy raro, muy muy raro, que yo abra un fwd. Algunas veces, no obstante, cuando el remitente me inspira confiaza y el asunto curiosidad, lo hago. Entonces es muy raro, muy muy raro, que llegue más allá de la primera línea de texto.

Hace falta, exactamente, algo tal que así:

Hola,

Estamos a punto e estrenar una película, LA LUNA EN BOTELLA, y (…)

Así, sí. Así, me recuesto y sigo: me gusta la gente con proyectos. Read More

Las cosas de la familia

Quizá cuando el griego decía -y, es más, creía- que nadie hace el mal queriéndolo sino por desconocimiento, pensaba anacrónicamente en algo como esto. Los villanos, como todos en nuestros errores, no están eligiendo el mal. Quizá es eso lo que da más miedo de todo. Que en su particular algoritmo ético, eso que nosotros vemos negro estaba arriba en la escala del bien. Siempre fascina ese vértigo de relativismo.

Vamos, que si hay un documento que yo habría deseado encontrar, es este:

(..) En el maletín de piel de Lo Piccolo, considerado el heredero del jefe de jefes de la Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, la policía ha hallado un texto, escrito a máquina y en mayúsculas, con el escueto y preciso título de Derechos y deberes. Read More

“Le Golem”

(He encontrado un nuevo divertimento. A medio camino de casi cualquier parte hacia la que vaya hay una tienda de discos de ocasión. He descubierto la diversión de hurgar entre los cajones de a un euro y llevarme aquello en lo que un nombre o una foto me seduzcan. Como soy de obsesiones fijas, ayer me hice con el album de unos tal Résonance porque se llamaba “Le Golem”. Y fue una de esas veces en que resulta bien. La foto, en Praga, aunque yo allí nunca llegué a encontrarme al perverso ni al gato del rabino.)

Puente de PragaEl castillo domina el Vltava,

hay risas en la Linterna Mágica,

donde, a ritmo de polka

danzan el Golem y Kafka.

En el museo de Joseph K.

brindan abogados y magistrados,

las campanas se desencadenan en las torres,

una silueta avanza paso a paso.

(…Mala Strana…

…Va de vuelta, ¿qué quiere?

Va de vuelta, ¿adónde va?…

…Mala Strana…)

El titiritero, con la cabeza baja,

abre los ojos y lo ve:

el autómata se desliza por los tejados

y desaparece una vez más

(…Mala Strana…

…Va de vuelta, ¿qué quiere?

Va de vuelta, ¿adónde va?…

…Mala Strana…)

El alquimista en la calle Maiselova

cierra los postigos con estruendo;

con su farol en la punta de los dedos

persigue a la sombra que mengua

El Golem, como un fuera de la ley,

huye del rabino con pavor,

lejos de la multitud y de las emociones

tiene lugar otro combate.

(…Mala Strana…

…Va de vuelta, ¿qué quiere?

Va de vuelta, ¿adónde va?…

…Mala Strana…)

Revelación de jueves

El año pasado, cuando vine de viaje a esta ciudad que ahora anda en proceso de adoptarme, una tarde sin mucho rumbo encontramos uno de esos rincones secretos de los mapas -del que, por cierto, me habían hablado sin saber darme direcciones encontrables-. Allí, dejando pasar los minutos a un tiempo propio hice, casi como por descuido, una foto que iría a significar mucho para mí.

Es esa que vigila este blog desde sus subterráneos, la del gato que me sopla los escritos mientras se toma una siesta. Pasó a convertirse para mí en el símbolo de aquel viaje a París, de París mismo, del París en el que me había empeñado en querer vivir de cerca. Fue el distintivo de mi puerta en el colegio mayor, el aliciente de algunas tardes de baja forma. La ciudad que yo quería conquistar estaba entera allí, comprimida como un aleph de bolsillo entre las muchas páginas de la librería Shakespeare & Co. Read More

Anotación para ovetenses amantes de la música de autor

Para que no digáis luego que oficio de grouppie siempre de los mismos, a los que seguís por casa (la casa del norte) este puente largolargo (si es que queda alguien, que parece que todo el mundo se viene aquí! :p), os regalo una anotación de agenda. Os pasáis por el space de Carlos Siles, escucháis su canción nº0 y decidís que en efecto queréis fiaros de mí y estar el día tres a las ocho en la Calleja de la Ciega para dejar que este chaval os cante un poco al oído. No tendréis muchas más ocasiones, él suele subirse a escenarios más bien en Granada o Madrid, a Oviedo lo llevan por un rato, si no me equivoco, asuntos del cuore… Razón de más, por cierto, que los conciertos en ciudades fetiche suenan mejor.

Yo iría, vaya. Read More