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ELECCIONES GENERALES. DÍA 9 DE CAMPAÑA (CASTELLÓN-BADALONA-ZARAGOZA-MADRID) – Mi carta del cambio

Queridas Luisa, Rebe, Mariajo,

Os sorprenderá esta carta: normal, yo nunca os he escrito una. Bueno, sí, hace tiempo quizá, aquellas postales que nos enviábamos cuando empezamos a viajar y los veranos se nos separaban en planes distintos que siempre daban muchas cosas que contar.

He tenido la idea de escribiros porque en Podemos tenemos una iniciativa que me ha gustado mucho, y que consiste precisamente en eso, en escribir cartas. Se trata de dirigirlas a personas que no tengan todavía decidido su voto, y explicarles por qué está una en este proyecto, por si acaso les convenciera. El juego consiste en que luego cada una de esas personas debe mandar a su vez una carta a otras cinco, y esas cinco a su vez a otras cinco cada una…. y así. Me parece una idea bonita para ir contando quién somos y por qué hacemos lo que hacemos, así que llevaba tiempo con ganas de escribir al menos alguna de estas cartas (por más que, en realidad, este blog no sea sino algo bastante parecido a mandar postales).

Yo no tengo la menor idea de qué vais a votar vosotras en estas elecciones, de si lo tenéis decidido o no. De hecho, quizá una de las cosas que pretende esta carta sea intentar que entendáis por qué apenas hablamos, por qué llevo todo este año tan desaparecida, sin pasar por Asturias, sin tener apenas tiempo para responder a los mensajes del grupo de whatsapp, olvidando los cumpleaños, no dando señal de vida ni cuando me la pedís. Pero precisamente por eso, me ha parecido que si solo me daba tiempo a escribir una Carta del Cambio, estaba bien que fuera para vosotras. Buena parte de los amigos con los que me veo más ahora están metidos en este mismo lío mío, y por tanto no tengo que explicarles nada. A vosotras, quizá sí.

Porque supongo, la verdad, que estaréis flipando un poco con verme metida en este jaleo. Me imagino que os sorprenderá cuando alguna vez me veáis de refilón en la tele, ahí como una sombra de Pablo (no tengo la menor idea tampoco de qué pensáis de Pablo), y que dudaréis entre si me he vuelto loca, si es solo un trabajo más, si he cambiado de nuevo de rumbo y ahora me voy a dedicar a esto…

En realidad pienso que me conocéis bien y que confiáis en mí. Así que imagino que pensaréis que algún buen motivo tengo que tener, y me digo que ojalá eso os haga mirar a Podemos con simpatía.

Lo cierto es que yo no recuerdo que, en nuestro grupo, hayamos hablado nunca de política. Quiero decir, de “política” en el sentido de la tele: de partidos, y de elecciones, y de a quién votamos, y todas esas cosas. Es verdad que nos conocemos desde los quince años (¡Rebe, a ti mucho antes incluso!) y que nos tenemos absolutamente caladas. En ese sentido sí que no creo que os haya sorprendido verme aquí. No se os escapa lo que pienso sobre la mayoría de cosas, y la querencia que le tengo a valores que tienen absolutamente todo que ver con este proyecto. Sabéis que la preocupación por la injusticia, la tristeza por la desigualdad, la indignación ante el poder que abusa e incumple, siempre han estado conmigo. Como también la tenacidad para lograr las cosas en las que me empeño, creo. A veces pieso que quizá os ha parecido, en la vida, que tomaba opciones un poco raras, un poco arriesgadas. Nunca las habéis cuestionado. En mí, siempre las habéis entendido.

Supongo que, por todo eso, quizá en el fondo esto o haya parecido hasta esperable.

Si acaso, probablemente lo que os haya extrañado sea verme en un “partido politico”. No me extraña: ¡¡y a mí!! Las peleas para cambiar las cosas yo siempre las he librado en otro frente: el de las palabras. Emprendiendo viajes a sitios que os preocupaban para contar lo que pasaba allí, o dejándome las horas para montar festivales independientes de literatura (a los que os agradezco que os acecaseis siempre que podíais), o cobrando nada por artículos que intentaran explicar alguna cosa de la que en realidad nunca hemos charlado mucho en los pocos días al año en los que coincidimos. Esa era mi manera: escribir.

Pero esto, claro, es otra cosa. Y lo entiendo si os extraña.

Pero es que no es exactamente un partido, chicas, aunque se llame así para que el domingo podamos votarle y darnos ocasión de hacer lo que queremos hacer. Esto es simplemente, eso: un lugar desde donde nuestra capacidad de acción se multiplica. Lo de “nueva política” no es broma: de verdad que aquí intentamos hacer las cosas de otra manera. Básicamente, intentamos hacerlas.

Porque a vosotras no os tengo que contar todo lo que es necesario hacer en este país. Rebe, a ti no te tengo que contar lo que es tener que juntar dos trabajos para sumar un sueldo, coger el tren todas las mañanas sabiendo que no podrás pasar por casa ni para comer, lo que es acercarse a los treinta en casa de los padres porque así no hay manera de construirse un proyecto. Luisa, a ti no te tengo que contar lo que es que vayan pasando los años en el extranjero porque no hay modo de volver a tu tierra para trabajar por un sueldo decente, lo que son las llamadas de amor a otro país de maletas que tampoco habla tu misma lengua. Maiajo, a ti no te tengo que contar lo que es encadenar trabajos temporales desde (¿cuánto hace ya?) que te sacaste el título, y encima escuchar cada vez algo así como “tienes mucha suerte, has podido trabajar siempre de lo tuyo”.

Chicas, a vosotras no os tengo que contar lo que es la incertidumbre. Lo que es el miedo. Lo que es el cansancio. Lo que es la frustración.

A veces yo envidio un poco a los compañeros que entendieron las cosas antes. Esa gente a mi alrededor que desde los quince años se interesó por la política, empezó a formarse en mil luchas, supo leer mejor lo que nos rodea. Nosotras la verdad es que no. Nosotras comíamos pipas en el parque, y tomábamos cafés en el Molly’s, y de vez en cuando íbamos a Oviedo al cine. Estudiábamos mucho, íbamos a clases música y de baile y de idiomas, e íbamos acumulando una vaga esperanza de salir de allí. En el viaje de estudios conocimos Europa y no hizo falta explicarnos que era a la vez nuestra y diferente.

No, no podemos decir que a los quince años, cuando eramos inseparables y soñábamos juntas vidas luminosas, supiésemos nada de política ni nos interesásemos por las luchas. Pero supimos algunas cosas porque las vivimos. Estudiamos en una escuela pública, en un instituto público, donde conocimos a gente de todo tipo. Hemos visto de muy cerca desde siempre lo que es el paro, lo que es el abandono escolar, lo que es la exclusión social. Sabemos cómo les va a la mayoría de quienes fueron nuestros compañeros y amigos: mal. Sabemos perfectamente (porque lo hemos visto a nuestro alrededor toda la vida) lo que es no tener futuro, sabemos perfectamente lo que son los negocios que cierran, sabemos perfectamente lo que es la violencia machista, sabemos perfectamente lo que son las ayudas a la dependencia que no llegan, sabemos perfectamente lo que son las pensiones cortísimas de las que viven familias enteras, sabemos perfectamente lo que es una región sin oportunidades.

No hace falta que yo os cuente nada de esto. Me lo podéis contar vosotras a mí.

Y de esto sí que hemos hablado tantas veces, aunque entoncs no supiésemos que estábamos hablando de política.

Amigas: nos conocemos hace más de quince años, pero no sé lo que vais a votar este domingo. Pero sé que estas cosas os preocupan, así que quiero deciros, por si acaso, que es por esas cosas por las que yo estoy aquí. Por las que estoy haciendo esta campaña y dando esta pelea.

No os escribo esta carta para pediros el voto. Claro que no. Votad lo que queráis, naturalmente. Votad en conciencia.
Pero no quería perder la ocasión de contaros cómo lo veo yo, por si tenéis dudas y mi opinión os sirve. Deciros que no tengáis miedo al cambio, si o tenéis. Deciros que esto va por toda la gente como nosotras, de verdad que sí.
Me conocéis: no estaría en este proyecto si no estuviera absolutamente convencida de que es bueno. De que es lo mejor que puedo hacer con este año, con estas fuerzas, con lo que se me da bien hacer.
Me conocéis: no os diría todo esto si no fuera verdad.

No os lío más, que estoy en un tren y ya estamos llegando, (¿Veis? Esto se parece de verdad a aquellas postales de hace tantos años). Espero que al menos esta carta haya servido para que me entendáis mejor, para que entendáis mejor qué es lo que estamos haciendo.

Nos vemos en unos días, que ya son navidades. No sé cuánto podré subir este año, me temo que vamos a tener un poco de lío. Pero a ver si coincidimos todas allí y logramos cuadrar al menos una cena, como siempre.

Y ojalá queráis brindar conmigo por el cambio.

Hasta entonces, un beso grande,

Laura

2 thoughts to “ELECCIONES GENERALES. DÍA 9 DE CAMPAÑA (CASTELLÓN-BADALONA-ZARAGOZA-MADRID) – Mi carta del cambio”

  1. Hola Laura,

    ¿Cómo ha ido el día?
    Qué bonita iniciativa.

    Política, muy ausente en nuestras conversaciones, incomprensión y desinterés por mi parte en esa época supongo. Un recuerdo que me viene es un autobús camino a un no a Irak.

    No nos resulta fácil cruzar nuestros caminos, confío en que en estas navidades haya el tiempo suficiente para conocernos en ese aspecto. Como bien dices, siempre creí que harías algo para cambiar el mundo, pero la política fue una sorpresa, muchas preguntas y respuestas me vienen al mismo tiempo.

    Sé de tu entrega y valía, confío en que el concepto de política este cambiando.
    Eres una valiente, siempre lo has sido.

    Mi voto está ya en camino, pronto nos vemos en nuestra tierrina para ponernos al día y celebrar.

    Ánimo para el último tirón.

    Un abrazo fuerte

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