[Artículo publicado en el número 18 de la revista Nayagua, que puede descargarse aquí. El encargo era “mirar un poema”: en concreto “Historia para muchachos”, de José Hierro, que puede leerse (u oírse en la voz del poeta) por ejemplo aquí].
Cuando el mar habla de sí mismo, no habla de algo que se llame mar. Habla del plancton que flotando es diminuto alimento inagotable, habla del pez que en la sima más honda ve como quien oye, habla de los barcos hundidos cuyos tesoros oxidados no encuentra nadie, habla de cadáveres que llegan a la arena arrastrando lo que ya no va a ocurrir, habla mensajes ahogados en botellas, habla Pangea.