Desde que llegué aquí había escuchado y leído mucho acerca de un tal Abdellah Taïa. Escritor declaradamente homosexual, más conocido casi por lo segundo que por lo primero, me contaban de varias novelas relativamente fáciles de encontrar y de unos supuestos libros de poemas cuya existencia fantasma no he logrado aun volver tangible. Escritor marroquí residente en París, leía sobre él en periódicos y revistas, escuchaba su nombre en conversaciones.
Hasta hace un par de semanas, la verdad, no había encontrado la ocasión de empezar uno del par de sus libros que tenía esperándome en el montón de “pendientes”.
Leí, me interesó. Y por esas cosas de las coincidencias, el pasado jueves mi librería rabatí favorita (que resiste ahí cerquita de la entrada de la medina, albergando en un lúcido caos todo tipo de cosas bajo el sugerente nombre de Kalila wa Dimma) organizaba una presentación de su último libro.