-I-
Era la primera vez que estaba un desfile de moda. Nunca antes había visto a una modelo así de cerca, viva, caminando. Iba a ser un poco como entrar en los cuarteles generales de algunas de las cosas que más miedo me dan, pensaba yo.
Lo que nunca pensé es que al ver a esas mujeres perfectas, ejemplares de muestra de la idea dueña de nuestros monstruos de niñas, patrones a cuya medida cortamos el hambre, fantasmas que habitan los espejos, inevitables condicionantes de nuestra autoconcepción (la que esté libre de pecado, que tire la primera galleta integral)… sentiría, antes que nada, una extraña, desoladora, triste, atenazante compasión.
Otro capítulo más de esas cosas que ya sabemos de sobra pero golpean más cuando se ven. Esta vez: “La Belleza No Era Esto”.
¿Qué pensarían ellas, si me hubieran mirado a mí?