Resulta que, este fin de semana, el gato no ha estado solo. Una amiga que se iba de viaje le dejó al cargo de un cachorro de pequeña minina, de un aprendiz de gata hiperactiva y mordedora. Se llama Coco y nos ha enseñado muchas cosas, a su congénere de tres patas y a mí.
Porque no estamos muy acostumbrados por aquí a tratar con otros animales, y eso permite que todo lo que vemos nos asombre. Sus andares elegantes y su forma divertida de estar siempre como a punto de cazar.
Total, que el de tres pies lo lo ha estado pensando y ha apuntado algunas cosas del estudio etológico que le han parecido relevantes. Así como al vuelo.
Cosas que le han hecho estar orgulloso de ser gato también.