Cuando el matrimonio es un castigo… y el cine lo cuenta

(Artículo publicado el 4 de julio de 2013 en el blog África no es un país).

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En marzo de 2012, una noticia sacudió los titulares y las conversaciones en Marruecos: Amina Filali, una joven de 16 años de una aldea cercana a Larache –en el norte del país–, se suicidó después de que la obligaran a casarse con un hombre al que había acusado de violarla. Su caso sacó a la luz un hecho que hasta entonces no se había puesto en cuestión ni era apenas conocido: que el Código Penal marroquí daba a los hombres que enfrentasen procesos judiciales por agresión sexual la posibilidad de evitar las penas si contraían matrimonio con su víctima. 475, el número del artículo que recogía esta disposición, se convirtió durante meses en el símbolo de los debates sobre los derechos de las mujeres en el país magrebí. Y 475 es ahora, también, el título de un documental que recupera esta historia para ir hasta su fondo y un poco más allá, para mostrar que forma parte de dinámicas mucho más enraizadas y generalizadas de lo que pueden dejar ver los casos más mediáticos. Read More

Lenguas que nombran a Dios todo el tiempo

Cuando andábamos buscando idiomas comunes, nos tropezamos, por ejemplo, con que hay lenguas que nombran a dios todo el tiempo. El árabe, naturalmente, es una de ellas. Por eso, como no nos gusta andarle haciendo menciones a un señor con el que no acabamos de simpatizar, cuando llegamos aquí al gato y a mí nos resultaba especialmente difícil decir algunas cosas.

Tratábamos de evitar toda expresión que contuviera la palabra Allah. Eso, naturalmente, nos complicaba un poco el día a día.

Particularmente en dos ocasiones.

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Los toros desde la barrera, capítulo 2: VAMOS A PONERLES CARA A ESTOS MUCHACHOS

Pelmazos
irresponsables
sectarios
anarco-algo
invariablemente buscando
piojos en la cabeza
queriendo estar en la luna y tocar las campanas
vendiendo la piel de un oso
que aún no ha nacido
quejicas
pasados de moda,
puntillosos
alarmistas
confusos
Seguid con vuestros improperios
Conocemos la cantinela
del desprecio
y en el fondo
el miedo irracional
que les tenéis

(Abdellatif Laâbi)

 

Dijimos que esto se trataba de gente en la calle. Ya hemos hablado de la calle. Ahora vamos a hablar de la gente.

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Los toros desde la barrera, capítulo 1: EL MOVIMIENTO SE DEMUESTRA ANDANDO (POR LAS CALLES)

Porque creemos aun en el modo en que unas cosas llevan a las otras, en el juego ese de causas y consecuencias, tenemos claro por dónde queremos empezar nuestro relato de lo que está pasando en Marruecos: una mañana de febrero, una serie de gente salió a la calle y echó a andar. Lo que ocurrió después, lo que ocurre aun, debe entenderse desprendiéndolo de eso.

* * *

(No viene mal el día para este capítulo de caminares: nuestros propios paseos revolucionarios de ayer podrán quizá despertar la empatía, apoyar la comprensión. Al final, todos, aquí y allá, estamos andando calles para lo mismo. Casi lo mismo).

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Los toros desde la barrera, capítulo 0: UN REY QUE SE ACICALA Y DIEZ ACTIVISTAS ENTRANDO EN PRISIÓN

No temas a lo que ha estallado.
Si has de hacerlo,
teme a lo que aún no explotó.
(Suheir Hammad)

En este momento, en alguna estancia de un palacio, el rey Mohamed VI se deja acicalar. En cosa de media hora, todas las cámaras le estarán apuntando. Esta noche, a las nueve, el rey de Marruecos presenta, en vivo y en directo para todos ustedes, el borrador de la nueva Constitución con la que ofrece una respuesta a las protestas populares que desde febrero tienen agitado a su pueblo. Dicen las voces oficiales que es una constitución “más justa”. “Más democrática”. “Más moderna”.
La pasada madrugada, en la ciudad de Buarfa, en el noroeste del país, diez militantes asociativos y sindicales fueron condenados, tras diez horas de juicio, a penas de entre dos años y medio y tres de cárcel, por su actividad subversiva.

Así está el patio. Read More

Generación Ni-Ni, tierra de frontera y un gato en blanco

Que no escribamos por aquí no quiere decir que no estemos escribiendo. En las últimas semanas, el gato y yo hemos estado más que enfrascados en todo un batiburrillo de cosas.

Tenemos pendiente hace mucho volver a este blog con una crónica de lo que está pasando (¿de lo que no está pasando, deberíamos decir mejor?) en esta primavera marroquí, pero no es fácil. Siempre que el artículo está listo, una cena con alguien que sabe más que nosotros, un artículo oportuno que nos caiga en las manos, un comentario oído al paso en la calle o en el facebook, vuelven a ponernos en el punto de “carajo, no, está todo mal, realmente no habías entendido nada, esta clave hay que tenerla en cuenta también”.

Y mientras las claves se acumulan como si conserváramos la esperanza de poder abarcarlas todas y el artículo crece y se eterniza en su cajón, el gato parece, lo sé, haber enmudecido. Pero es que ya bastantes pamplinas se dicen como para añadir aun más paja a esta sobreinformación constante.

El problema es que, si de eso no logramos hablar, no somos capaces tampoco de obviarlo y ponernos a charlar de los viajes al mar, de las despedidas y los encuentros, de la vida, que, en suma, florece entre manifestaciones. Porque sabemos que es de ellas de las que queréis escuchar.

Por todo, intentando ponerle poco a poco fin a ese silencio, mientras preparamos las maletas para una semanilla en España que esperamos nos aclare (con eso de la distancia)  las ideas lo suficiente como para tener la crónica lista al regresar, queríamos dejaros por aquí un par de cosas. Para irnos desperezando.

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Jazmines en el pelo y rosas en la cara

Jazmines en el pelo y rosas en la cara, el gato ha vuelto. Se despereza discretamente, pensando en ponerse de nuevo en marcha.

Estuvimos, él y yo, unas semanitas por España. Disfrutando, efectivamente, de esa curiosa sensanción -cuando se llega desde este otro lado del mundo- de que las cosas sean fáciles y salgan a la primera, de que en las tiendas haya lo que buscas, de no jugarte la integridad física al cruzar la calle. Ese extraño relax no exento de incertidumbres. Calladitos, como en mes de reflexión, disfrutamos también de algunas otras cosas: los buenos amigos, la anárquica alegría de los días que son como todos debieran. Las energías para que todos sean así.

Luego volvimos a Marruecos, a la casa un poco más fría de Rabat, justo a tiempo para abrirle la puerta a una visita muy anhelada. Es curioso, lo de las visitas: le dan a una la oportunidad de contar el país, de poner sobre la mesa las cartas de lo que se ha ido entendiendo, de repasar las ilusiones del estar aquí. Así empezó a desperezarse el gato. Contando despreocupadamente.

Y aquí estamos.

Este volver está siendo emocionante por todo eso que está ocurriendo en esta orilla del mundo. Estallidos de jazmines. Read More