Cada vez lo tengo más claro: la mejor manera de hablar de una cosa, es hablar de otra. Me ayudan en la idea un tomo dos sobre la mesita, algunas canciones, de vez en cuando los artículos de amigos, casi siempre las conversaciones con secretos y no pocos equívocos afortunados. O ver un sábado por la mañana “La strada de Levi“ (“El viaje de Primo Levi”).
Author: trespiesdelgato
Los hombres que no amaban a las mujeres
Me habían hablado tanto y tan bien de la trilogía de misterio de Stieg Larsson que no supe si sorprenderme o no cuando al cabo de un par de capítulos del primer libro decidí admitir que no estaba ni demasiado interesada, ni en absoluto enganchada, ni prácticamente dispuesta a continuar. Pero anoche me dije: a ver, un capítulo más; y a día de hoy, habiéndome dormido más tarde de las dos en plena intriga, me he levantado a las ocho sólo para poder ver un rato, antes de salir a la cruda realidad, cómo continúa este “Los hombres que no amaban a las mujeres” (que parece ser que ya está traducido al español, aunque yo como siga así de atrapada me pienso llevar los dos tochos siguientes de aquí, ¡no me voy a poner a esperar!)
Os dejo, para abrir boca, con un trocito, que ni tiene misterio ni es en absoluto representativo del libro, pero que me gustó: Read More
Lo que me faltaba
Como dijo Geno, ahora ya sí que no me falta nada, porque de Greenpeace ya era: me hecho un flickr.
Así que si os apetece pasaros y ver fotos de acá y de allá, de esto y de aquello, tal vez de vosotros, tal vez de los otros; pues será aquí. Intenté hacerlo un poco bonito,dentro de lo que cabe. Ya me diréis si supe.
(Por cierto, que allí está por ejemplo aquello de lo que avisaba aquella vez)
Cuando yo tenía tu edad, era mayor
Como siempre, mi ausencia tiene causas. Esta vez, estaba trabajando -¡que si, que sí!- He pasado dos semanas contando niños en los dos lados de los pasos de cebra. O contando niños en las orillas de los bares. O en los bares de la playa. Arrastrando niños a casa o a clase. Acompañando otitis, tendinitis. Conociendo los rincones en que uno puede esconderse en Barcelona cuando tiene quince años y una novia de ocasión. Repitiendo a mi pesar siete mil veces que “de verdad, cuando yo tenía su edad, no era así”. Read More
Más Ronit y un gramófono
Yo funciono por obsesiones y aún quedaba esta en cartel:
(…) Algo semejante ocurrió con los gramófonos de cilindros que llevaron las alegres matronas de Francia en sustitución de los anticuados organillos, y que tan hondamente afectaron por un tiempo los intereses de la banda de músicos. Al principio, la curiosidad multiplicó la clientela de la calle prohibida, y hasta se supo de señoras respetables que se disfrazaron de villanos para observar de cerca la novedad del gramófono, pero tanto y de tan cerca lo observaron, que muy pronto llegaron a la conclusión de que no era un molino de sortilegio, como todos pensaban y como las matronas decían, sino un truco mecánico que no podía compararse con algo tan conmovedor tan humano y tan lleno de verdad cotidiana como una banda de músicos (…)
(“Cien años de soledad”, Gabriel García Márquez)
(También pensé en esto -además de por supuesto en aquello, y en acullotro, y en todo lo demás también-). Read More
Baila con Bashir
Coge un puñado de personajes reales, entrevístalos, fílmalos, no pierdas detalle, y luego conviértelos en dibujos para que se vuelvan de mentira.
Coge una historia de verdad, la más atroz, y mézclala con sueños, con alucinaciones; píntala sólo en amarillo y negro, azul y gris, para que quepa duda.
Coge las reflexiones más profundas y hazlas dibujo animado: tal vez es propio del hombre caer más en la cuenta a través de los cuentos.
Recuerda que en el camino de la guerra tu personaje sólo puede estar pensando en el más terrible drama: un desamor adolescente. Titula a tu película con un momento tan imposible que sólo puede ser cierto.
Tendrás “Waltz with Bashir”, documental de animación, reportage en poema, psicoanálisis recortado a ojo de pez; y un enorme nudo en la garganta, y nada que decir, después: Read More
Deber cumplido
Ya ves, yo no sabía que un papel en blanco también corta, que esconde
como filos secretos de navaja. Y ahora, mira,
la carta que nunca me has escrito llega
en el sueño hoy hasta mis manos
y rompe para siempre este silencio, esparce
el vacío por los cuartos: corta de un golpe
las venas de esta noche inmensa, absurda
donde te espero.
(Berta Piñán)
“Salí a comer, vuelvo en cinco minutos”
Me perdonen la ausencia, tengo cosas que hacer. (“No me tomes en serio, yo al menos no lo haría”.)
Ronit Elkabetz, el otro gran flechazo
En este que prometo último post secuela del festival de cine, no podía dejar de hablaros del otro gran flechazo del mismo: una de las cineastas a las que se dedicaba una retrospectiva, la actriz-directora-guionista Ronit Elkabetz, que parece tener el don de hacer películas en las que uno cree estar leyendo pensamientos.