No me puedo creer que hayan vuelto el rosa-rosae, Quintus, y toda la familia

Resulta que por malos vaivenes de las convalidaciones (para la UNED el alemán no es una lengua filosófica, gran titular como Alba dijo), aquí me hallo que me hallo desplegando los desplegables de conjugaciones y declinaciones latinas, con sus repeticiones y sus desesperaciones, un poco amarillitos por las junturas del celo,  con mi letra más redonda de hace unos años y su contemporánea pasión por los bolis de colores.

Los miro con recelo. No acabo de abrirlos del todo.

Aunque recuerdo con carcajadas aquellas clases de Latín I y Latín II del bachillerato – cómo se enfadaba Concha porque prestábamos más atención a la ventana que a ella, cómo nos gustaban aquellos textos que sonaban tan sabios, lo bien que se veían los que estaban abajo haciendo gimnasia, lo que nos reíamos traduciendo, cuánto nos gustaban a su vez los dichos gimnastas, cómo todo aquello parecía el comienzo de algo mucho más trascendente que la secundaria- ahora parece ser que, no sé muy bien por qué (¿o tal vez sí?), las lenguas muertas no me resultan  tan seductoras como in illo tempore

ACADEMIA RILKE

nominativo amada amado amantes
bocativo ángel animal árboles astros
acusativo templo
genitivo sonrisa
dativo un cigarrito
ablatibo biento

(T.S. Norio)

2 thoughts to “No me puedo creer que hayan vuelto el rosa-rosae, Quintus, y toda la familia”

  1. Gracias por el regalito y la generosidad, Laura. Los he leído una vez, pero los releeré más veces y, alguno, lo “re-colgaré” en el blog si te parece bien… Besos hasta allí :-)

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