Me llega volando desde Asturias, varios mensajeros mediante, un curioso libro hecho de mar, de amar, de pensar la palabra.
Os dejo aquí colgando algunos de sus breves y certeros golpes, por si os ayudan a mantener también esa vocación del día que comienza.
Tomar la belleza
en la palabra,
sin ofenderlas***
Preciso una palabra,
un nombre,
que haga visible
la espesura invisible de mi deseo.***
A veces, los hombres
que he sido, me recuerdan
quién soy y no sé
qué será de nosotros.***
Aprender a conjugar los mismos verbos,
hacerlos carne en la palabra mudable.
Consistencia de amar.***
Amo tanto
y tanto me han amado
que hasta me quedan restos de amor en el olvido.***
El sudor nos recuerda
que un día fuimos del mar,
cansado
de tanto nombrarse,
cansado
de tanto llamarnos.***
(Al Mediterráneo, desde Denia, para un Cantábrico)
No pertenezco a este silencio,
a esta costumbre de mar.
Soy
de otro silencio,
de otra costumbre de mar,
más oscuros.***
Naufragio
de un barco de papel
en la palabra mar.(Ignacio González del Rey, “Vocación del día que comienza”)
Es un libro estupendo.
Muchas gracias por compartirlo y celebrarlo.