Cuando carcomen las propias contradicciones, mejor que liarse a machetazos con la hidra, siempre es encontrarse como casualmente (pero todos sabemos que no es casualidad, que es que el ángel que nos protege se la pasa trabajando), en mitad de un prólogo y con una carcajada, con la manera en que alguien se tomó ya antes lo mismo a guasa, y cogerlo por bandera.
Amar es respetar
La independencia del ser amado
Así concibo yo el amor
Dónde coño se habrá metido esta mujer(Claes Andersson)
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Mala hidra nunca muere.