Si mi partida, os contaba, era al modo clásico, no menos lo están siendo los primeros días de estancia en mi ciudad por lo visto adoptiva. Como alojamiento provisional, decidí establecer el cuartel general para la búsqueda de piso en una pensión que no quedara lejos de la Uni.
Pues bien: si ya suponía que en París sería difícil escapar de los clichés, mi primer dulcehogar me lo ha confirmado.
Vivo en un cuarto de puerta verde, balcón y lámina de Matisse; desconchado en ciertos bordes pero amable a segunda vista. De lo que se esconda tras las nueve o diez puertas que guardan a mis vecinos, no sé más de lo que me dejan deducir ciertas voces jóvenes y una calva vista fugazmente. Los propietarios son dos generaciones de inmensa amabilidad pero infernal rapidez en el habla; y un perro mudo. El padre de la familia decidió, al ver mis problemas idiomáticos, tratarme con cautela: me señala todas las cosas, hasta el modo de encender interruptores. Su hija, por el contrario, me grita despacio.
El desayuno lo sirven en un salón abarrotado de objetos inservibles que rozan lo hortera, salvado por un ramo de girasoles en la esquina noreste, junto a la ventana abierta al frío matinal. Misteriosamente, la jarra de café negro sabe a café con leche.
Todo esto se desarrolla en medio del Boulevard Raspail, secante del Saint-Germain y el Montparnasse. Sólo me faltan una pipa y un gato para sentirme de mentira.
(Por lo demás, perdonadme los mails y llamadas que debo, e incluso la desconexión por aquí: el resto de mi vida constituye otro cliché, el del Erasmus recién llegado que tiene que invertir todo su tiempo y energía en no encontrar piso y no lograr que le arreglen ninguno de los papeles que necesita).
Que tengas suertecita, amor… mucha suertecita. Qué bueno leer que sigues viva;)
Fabulosa oportunidad para la reinvención. Y, sí, que tengas suertecita…
A partir de qué semana es cuando empiezas a ser parisina? Suerte con todo, amore, y tennos informados 😀
Uno de mis amigos se lo montó menos a la clásica, lleva todo agosto en París y tiene piso en Rue de la Lune, muy práctico… pero ser un cliché por unos días tiene un encanto especial, ¿no?
Me sumo a desearte suerte 😉
París se tragó mi diario y no lo quiere devolver, se supone que se quién lo tiene, ojalá diera señales de vida y te las diera a ti. (sólo para ver cómo funciona el espejo, la primera señal de aparición se la dio a Natalia)
Me alegra saber k sigues viva amore!! Y no sé por qué intuyo que ese cliché te mola…. y que dentro de poco te harás con la pipa (el gato mejor para otro momento, acaban dando mucho trabajo xD )
Disfruta de todo, pequeña Amelie, incluso de las adversidades que más tarde recordarás con cariño. Y cuando te encuentres sola, piensa que al otro lado de la frontera hay un montón de enanitos de jardín que estamos esperando noticias, reportera.
¿Sabes? sólo te he visto una vez, pero me quedo con tu sonrisa. No la pierdas por nada
Quién pudiera verse inmerso en un París cliché y pasear no por el París real sino por el que uno sueña desde las ataduras de la vida cotidiana. Pisar por los ladrillos que seguro se arrojaron en Mayo del 68; observar con curiosidad las mismas calles que Brassens; mirar desde la ventana de Victor Hugo; oler la misma “movida” que Picasso y cantar los desamores de Brell.
Si mi mente imagina mi cuerpo en París, inmediatamente inventa una vida de ensueño. Ojalá tu la vivas por nosotros y nosotros a través de tus letras en esta página. Ten mucha suerte en esta nueva etapa. Besos: Ana
hola Laura!
sabes que siempre nos quedará el perro mudo.
jajaja
me encanta leerte.
espero que encuentres un buen piso en el que además de ti quepa yo cuando vaya a visitarte
un besito!