De parte de los tres desaparecidos sin huellas, y del desaparecido con aviso. Acompañadas, respectivamente, de tres disculpas y una sonrisa, a poder ser. Con sellos variados, más o menos así:
Mirando las golondrinas en el cielo, no se ven otras golondrinas al alcance de la mano: es cuando la estupidez gana por afano a la suerte, que nunca llega si la estamos esperando.
Cómo, cuándo y por qué son demasiadas preguntas para hacerle al destino: a veces estamos finos y otras veces nada que ver…
…y vos, tan orgullosa, nunca me avisaste que tal vez fuiste mía aquel verano…