Cada vez lo tengo más claro: la mejor manera de hablar de una cosa, es hablar de otra. Me ayudan en la idea un tomo dos sobre la mesita, algunas canciones, de vez en cuando los artículos de amigos, casi siempre las conversaciones con secretos y no pocos equívocos afortunados. O ver un sábado por la mañana “La strada de Levi“ (“El viaje de Primo Levi”).
Con el off del propio Primo Levi leyendo pasajes de su “La Tregua” se acuna un viaje por la Europa del Este de nuestros días, por sus personajes captados en retratos casi fotográficos, sus ciudades reales y míticas, sus músicas políglotas, sus ideas haciendo funambulismo. Cine, literatura, periodismo, de la mano para constituir a la vez un mapa, un ensayo, un manifiesto, un reportaje, un poema, un cuento.
Y salir del cine con una sonrisa agridulce, más bien una especie de temor sordo, o una pena inmensa, pensando en todas esas cosas que han dicho tan bien, diciendo otras:
Cuándo vienes? Avisa… Ayer estuve con Ricardo hablando de ti, quizá habría que organizar una fiesta, jeje