No son muchos, los momentos de parar: pero haberlos, haylos. En esta campaña-un-poco-más-tranquila, a veces se duerme en casa.
Llegas, posas la maleta, descubres que lo habías vueto a dejar todo sin fregar. Enciendes deprisa el ordenador. Dejas de nuevo a cero los mensajes. Pones la playlist de las canciones que motivan. Te da la culpa: pones la radio. Vences la pereza, deshaces la maleta aunque dejando dentro el neceser para mañana. Otra lavadora. Ordenador: de nuevo a cero los mensajes. Repaso de tareas pendientes. ¿En serio no podrás parar un poco en tu anhelado rato libre?