Hemos terminado.
Anoche sonaron los aplausos tras el cierre de campaña, se bajó el telón, se apagó la luz.
Os escribo ya desde Madrid. Una de las partes de los viajes que más me gusta contar siempre es el regreso.
Tras acabar la tarea, ayer, nos fuimos a bailar. Bailar y bailar como catarsis de dos semanas que aún no hemos tenido tiempo de asimilar. Dejamos salir toda la tensión acumulada en una rara euforia nerviosa. Bailábamos unos con otros como modo de decir “ha sido bonito compartir este viaje contigo, gracias”. El agotamiento no nos impedía saltar.
Cuando nos subimos al tren esta mañana, debíamos de ser dignos de ver. Una docena de personas hechas pedacitos que cayeron dormidas antes incluso de arrancar. Read More