Si no gritas, no te haré daño

(Columna publicada en la web del periódico La Marea el 10 de diciembre de 2014).

Dos de los pilares en los que asienta el poder son la administración de la información y la administración del miedo. La de la información la vemos y comprendemos constantemente: desde las mezquindades cotidianas hasta las estrategias de más alto nivel, quien sabe algo, si no lo da a conocer, puede llevar la rienda. En cuanto al miedo, por irracional es maleable, se puede crear y conducir. Aunque sea una reacción natural e instintiva, sus detalles están sujetos a la manipulación: muy a menudo, a lo que tenemos miedo es a lo que se nos dice que debemos tenérselo.

Hay una imagen que hemos visto mil veces en las películas. Malos con cara de malos, encapuchados muy reconocibles, se acercan a alguien por la espalda, con clarísimas aviesas intenciones. Llevan en las manos un pañuelo, que se disponen a atar sobre la boca del inocente, desprevenido, protagonista. Y mientras tiran de los extremos del nudo, se les oye afirmar: “Es por tu bien”. “Si no gritas, no te haré daño”, dicen siempre. Read More