(Reseña publicada en la versión digital del periódico La Marea el 14 de julio de 2014).
Escribe el poeta Jorge Riechmann que “en la sociedad del espectáculo, al arte y la cultura se les plantea un problema especial: porque quienes dominan el mundo nos tienen agarrados por los cojones de la imaginación”. Las representaciones de las relaciones, las ocupaciones, los deseos y los sueños que pueblan las páginas y pantallas que a su vez pueblan nuestros días suelen apuntar hacia modos de vida muy determinados, en una forma de ideología subterránea que impregna nuestra visión del mundo sin que casi nos percatemos. Nos recuerda también a menudo el filósofo Santiago Alba Rico que sin imaginación, esa facultad que nos permite ponernos en el lugar de los otros, no nos cabe siquiera la opción de llegar a vivir otros mundos posibles.