¿Será mucho pedir?

Queridos Reyes Magos,

Aquí estamos otra vez, contándonos para decir deseos. Así se hacen las cosas en mi familia, así me enseñaron a que las hiciera yo.

Ahora que sé un poco más de vuestras tierras, sé que no sé si llegaréis, con tantas cosas que pasan en la ruta que os trae. No os preocupéis si de camino preferís quedaros en una plaza árabe que llegar a nuestras casas: ¡cómo no os vamos a entender!

No sé qué tal me porté este año: según la escala, como siempre. Pero como desde niña he creído que vosotros véis las cosas como nosotros, como los amigos, y que no nos medís por raseros de esos de normas, os diré que no tengo queja y sí un poco de orgullo. Trabajé mucho, pero que mucho. Peleé con mis fantasmas (a veces para bien y a veces para mal). Intenté entender antes de enfadarme. Traté de ser honesta conmigo. Agradecí la suerte. Bendije la amistad. Cuidé el amor.

No, no he avanzado mucho con el árabe.

No, no he terminado la carrera de filosofía.

¡Que no, que aún no me he atrevido a escribir narrativa!

¡Y es que qué año más largo! Han pasado tantas cosas…

Lo empecé en un país y lo acabé en otro. Lo empecé trabajando y lo acabo estudiando. Salió un libro y tuvo suerte. Otro se dejó acabar de escribir. Hice exámenes y aprendí a cocinar con un poco más de maña. Vimos caer tiranos y llenarse la plaza del Sol, vimos rayos de luz a través de la grieta. Leí más ensayo que novela, más noticias que poesía, y en general menos de lo que me habría gustado. Viajé muy lejos en trenes de cercanías, y me he hecho tantas veces la ruta de la plata que ya no sé dónde tengo la casa. Perdí batallas esenciales. Gané batallas esenciales. Leí y hablé en muchos salones de actos, de otros tantos pueblos: me gustó. Temí por mi salud. Me alegré de que no hubiera motivo. Temí por saludes ajenas. Me alegré de que no hubiera motivo. Me metí, como siempre, en más líos de los que me dejan el reloj y el calendario, y sudé para cumplir. Conocí personas mágicas. Me mudé y no cupo todo. Gasté mi escasa fortuna en cientos de sms y llamadas de teléfono. Sufrí peleas injustas, peleas justas. Recibí visitas. No me quedó más remedio que trazar algunas despedidas. Empezaron a preguntarme por asuntos de los que no sé gran cosa, y aprendí un poco más de cómo funciona el mundo raro éste. Aprendí, sí. Y siguió doliendo.

No os negaré que a veces pasé miedo.

Que me perdonen, por favor, a los que herí. Nunca fue lo que quise.

Ahora que el año termina, de regalo os pido tiempo. Desde que volví a Madrid, los relojes me atrapan. No sé qué pasa, pero no da tiempo a nada. ¿Os podéis creer que incluso hay amigos a los que, en cuatro meses ya, aun no he logrado ver?
Así que os pido de regalo la fórmula para saber vivir las horas como aprendimos en Rabat, donde el hacer con calma tenía por extraña consecuencia que los días duraran mucho más de lo que se esperaba de ellos. Os pido que me recordéis cómo se hacía para respirar así de bien, así de despacito. (¿Será cosa de quitarse el Internet del móvil, por ejemplo?)

Pido, también, y esto sí lo tenéis que echar al saco, el fruto del trabajo de algunos amigos que vio la luz este año. Ya os imagináis qué. “Los augurios“, de José María Gómez Valero; “La mujer del tiempo“,  de Carmen Camacho; “Canciones” de Miguel Ángel García Argüez; “El sueño de la razón” y “Hasta que el álgebra os separe” de Javi Fresán;  “Ritual” de Ernesto García López; “Quién invade a quién. Del colonialismo al II Plan África“, de Eduardo Romero; “Desobedientes. De Chiapas a Madrid“, de Pablo Iglesias Turrión. Pido, en cuanto salgan, “Historia de todos” de Héctor Gómez Navarro” y “Los mapas perdidos“, de Beatriz Viol. Y de discos, el “Poesía cantada” de Dani Mata, “Dobleces” de Alfredo González y el “Xentiquina Crew“. (Vale, esta petición es trampa porque los que ya hay ya los tengo. Pero quiero que todo el mundo sepa qué regalar).

Pido, y esto sí va en serio, que Alba González Sanz saque de una vez ese libro magnífico que tiene entre carpetas, pa que lo leamos todas.  ¡Que ya es hora, copón!

Pido que Aish, La Tuerka, La Madeja y Mordisco sepan sobrevivir. Y muchos bolos para Su mal espanta.

Que algo cuadre en mi cabeza y pueda de pronto decir alguna frase en árabe sin titubear. Tener algún tipo de revelación interesante mientras escribo mis trabajos del máster. Y que otro periodismo sea posible: porque, en el fondo, hay algo en ese oficio que me impide quererlo dejar del todo.

Pido que no falten trenes para poder estar donde quiero estar, donde siempre quiero estar.

Pido que este amor inmenso no nos falte. Que sigamos luchando por su limpieza, porque no traiga más que de lo bueno.

Pido que nadie se muera.

Pido el bendito regalo de la amistad que todo lo abriga. Y alegría para la tribu, eso es fundamental.

(Para la gente querida, cada cual ya sabe lo que pido: viajes, amores, avances con la tesis, currele, bebés, qué sé yo. Cada uno que coja lo que le toque. Pido lo que necesitéis y deseéis. Pedid ayuda si puedo ayudar).

¡Pido cerveza, mucha cerveza! Espacios de encuentro. Risa y compartura.

Que las cosas cuadren y pueda visitar a Geno y a Raúl antes de que se vayan de sus casas de adopción.

Pido tener intuiciones y palabras precisas, que salgan poemas hermosos. Pido saber escribir cosas como tengo razones para sostener que la verdad anda zascandileando como un canguro que ha extraviado a sus crías.

Pido alguna buena idea. Trabajo interesante. Proyectos imposibles que seguiremos sacando adelante.

Pido que siga la revolución. Me comprometo a intentar hacer mi parte.

Y que crezcan las plantas de las semillas que me han regalado.

El gato os pide que me convenzáis de que me deje de tanto express, que lo tengo acelerao, y vuelva más a esta reposada casa donde le dejaba hablar largo y tendido. Trataré de tenérselo en cuenta.

Pido no pedir más. ¿Será mucho pedir?

Feliz año, reyes magos. Feliz año, amigos. Yo lo recibo así:

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Foto de mi señor padre, en aguna playa de las que suben de El Jadida a Rabat, Maroc.

5 thoughts to “¿Será mucho pedir?”

  1. Imposible negar lo que se pide tan bien. Seguro que llegan con los sacos llenos, si no de tiempo, de estupendos momentos donde invertirlo. Así da gusto recibir un año.

  2. Sacarse internet del movil, sí, es un buen comienzo 😉

    Que la cabeza no se coma la escena de los pies que pisan, subiendo la escalera, de las manos que enjabonan, del aire atravesando los pulmones…

    Y saltar del carrusel de vez en cuando y verlo girar desde afuera

    ¿será mucho pedir?

  3. Muy bonito Laura,soy aroa la chica de dominicas que se trababa hoy al hacerte las preguntas…jeje que sepas que me ha encantado poderte haber conocido.m as echo ver la poesía de otra manera…gracias cuidate

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