Decían, medio en serio medio en broma, un par de amigos en facebook que “qué fácil es decir que se apoya a la huelga cuando uno trabaja en el extranjero”, como yo.
Tienen razón. Es más fácil.
Pero también es verdad la rabia que da no poder estar ahí, pagando voces con los compañeros, con los amigos.
Por eso, como sabemos o queremos creer que, más allá de despachos vacíos, una huelga se trata de pensar y hacer pensar, me abstraigo un rato desde mi silla giratoria para poder estar, también desde aquí, en este 29-S.