Raquel sólo me dijo: “Lo que queremos es que escribas un cuento, una ficción, sobre algo que pudiera ser real y que permita entender el país en el que estás viviendo. Es para una revista digital de literatura que empezará a andar en septiembre. La sección para la que te lo pido hablará de vuelos y tendrá un mapa con chinchetas que marquen desde qué rincones del mundo nos contáis”.
Yo a ella no le pregunto más. Escribí, envié.
Al llegar a casa de mi respiro peninsular, en el que opté por ni acercarme a los ordenadores, me encuentro con que la tal revista ya está en marcha, desde el lunes pasado. Se llama Deletrea.me y resulta que si hubiera preguntado bien me habría dado cuenta de que lo que planeaban no era una “revista digital de literatura” sino una “revista de literatura digital”. Y eso me tiene encantada.
Es un mundo al que he dado algunas vueltas, ése de qué tienen que ver los links con la literatura. Así que buceo, contenta del hallazgo, por este territorio en el que andan indagando (sin teoría, con experimento) sobre qué sean poemas-twitter, cuentos-facebook, novela-spotify. Lo visual, lo audiovisual, lo metaaudiovisual. Y todo ello a vueltas con la palabra. Reflexión, cine, poesía, a ritmo de RSS. Algunos hallazgos y ante todo mucha búsqueda.
Os recomiendo, internautas, que la miréis letra a letra. Dibuja mapas para un mundo que ya nos anda viviendo.
Y eso, que por ahí anda mi “Sombra”, contenta de ser un pinchito google maps en esta valiente reinvención de las alfombras voladoras y más que recontenta de la ilustración que Sara Hoshi le ha cosido a los bajos: ¡una pena que se vea tan chiquitita, porque era realmente el paseo hecho patchwork 2.0! (si se me permite). Y contenta yo, claro, de compartir este vuelo inaugural con nada menos que París, la siempre amada.
¿Que qué os cuenta este cuento? Pues os cuenta Marrakech.
Por lo demás, lo que me había pedido Raquel: vi algo, y era muy real. Y entonces, me lo inventé de nuevo. Y así se dejó ver.
Cojunudo, duende, cojonudo el relato.
Y nosotros encantados de tenerte en nuestras páginas. Lo de que la ilustración de Sara Hoshi se ve pequeñita, ya lo hemos pensado, y estamos tramando crear una galería con las ilustraciones de nuestras artistas, que tan bien están empezando a contar cuentos con imágenes. Intentando que cada colaborador pueda brillar lo que se merece.
De nuevo, mil gracias por ese cuento y por este precioso post. 😀
Me ha encantado, Laurita. Una preciosa lectura antes de ir a dormir
Qué buena idea esa de la galería, deletreantes! La esperamos con ganas
Las gracias a vosotros, el placer es mío.
Vi, Cubero:
¡Qué guapo!, qué interés cultural y profesional el de el taxista, un día de estos entra en el jardín, o no, porque ya lo va conociendo muy bien. ¿sabes si el que parecía ser el padre tomó el zumo?, ¿a la sombra?, ¡que guapo!
Según lo que sé, el que parecía ser el padre tomó el zumo, bien a la sombra, y le gustó 😉
Por lo demás, no creo que Rachid entre en el jardín… es que no le veo ni dudar delante del cartel, vaya. Él ya sabe lo que va a encontrar, y lo deja para los otros. Bastante tiene con lo suyo ya.
Y, además, en un taxi con ventanas abiertas es donde hay más sombra.
¡Pero qué bien que te parezca guapo!