Pensaba estos días que hay modos de vida que requieren olvidarse de todo todo el tiempo. No puedes permitirte recordar que la gente a la que empiezas apenas a conocer no será parte de tu vida cuando pasen unos meses. No es útil ni necesario pensar que el hogar que estás armando con mimo lo vas a echar abajo, una vez más, cuando el calendario llame a la puerta. No, no puedes darle tregua al recuerdo de que estás de paso… como de costumbre.
Ayer me costó recordar qué piso marcaba en el ascensor en mi “hotel” en Madrid. Cuando lo logré, di un paso más: y no logré estar segura de que el piso en el que creo acordarme de que vivía en París fuera el que pienso. ¿Cuarto qué?