-I-
En Azaghar estaban contentos de recibirnos porque tenían fe en la palabra.
Desembarcamos allí un sábado por la mañana, periodistas extranjeros, con nuestras cámaras y nuestras preguntas. Eso nunca es de fiar.
Pero ellos no es que confiaran en nosotros: es que confiaban en la palabra.
Nos contaban su historia con los ojos encendidos. Todo el mundo se reunió en la escuela y expuso su versión. Cada parte. Luego, las mujeres nos cogían de la mano para meternos en las casas y contarnos también.
Ellos tenían un problema. Nosotros, pinta de poder ayudar.
Sólo contándolo.
Cualquier rincón esconde entera la historia del mundo. Aquél era un aleph. Allí estaba entera una historia más grande. Una historia que ya sabemos. Una historia, sobre todo, de poder. De trampas. De norte y de sur, de lo injusto, del dinero, de la indelicadeza. De los invisibles. De los demás. Un cuento más que explica lo que nos rodea. En toda su violencia.
Tenemos la teoría, sabemos los conceptos, pero se me ocurre que son estas pequeñas historias las que nos dan las verdaderas razones para decir que no a los así son las cosas.
Con una mirada tan firme como la de tres pequeñas mujeres que conocí allí.
Azaghar está lejos de todo. Cuando serpenteábamos carretera arriba para llegar, yo pensaba que en efecto podría pasarles cualquier cosa. ¿Desalojarles ilegalmente de sus tierras? Claro. Y lo que sea. Sólo quinientas familias perdidas en la montaña.
Nadie se va a enterar.
En Azaghar no saben mucho de cómo juega el mundo de detrás de las montañas.
Pero el mundo de detrás de las montañas les está pisando los talones. Les trae su tablero, sus reglas.
Ellos viven del campo. El convenio dice que va a crear empleo en el campo.
Ellos pasan los veranos en el bosque desde el tiempo en que el primero de los antepasados era niño. El convenio dice que va a proteger el bosque.
Ellos sólo pueden sobrevivir si se entienden con los animales, con los árboles. El convenio dice que va a sensibilizarles de la importancia de cuidar el medio ambiente.
Ellos tienen tierras de pasto. El convenio dice que se van a cultivar de plantas de forraje.
Ellos bajan al mercado una vez por semana para cambiar ovejas por lo que sea necesario. En sus casas no hay nada superfluo. El convenio dice que va a hacer esas tierras rentables.
Ellos hablan bereber. El convenio está en árabe.
Pero igual el mayor problema de desfase lingüístico no es ése.
Ellos dicen mi casa, mis antepasados, donde voy a ir, estos son mis hijos, pasa, ven, gracias por haber venido.
El convenio dice atriplex, rendimiento, superficie forestal, hectáreas, empleo, firmad aquí.
Nos enseñaban sus casas, y contaban su historia con los ojos encendidos. No sé cada cuánto llegará allí un libro o una carta. Las paredes de la escuela están pintadas de palabras de tiza.
Pero nosotros, con nuestras preguntas y nuestras cámaras, sabemos lo que ocupa una historia así, pequeña, local, sola, lejos, que no ocurre en el Sahara ni en Kabul ni ha muerto nadie. Sabemos lo que ocupa una historia así en el mundo-Internet, en el mundo-deprisa, en el mundo-ciudad, en el mundo-lejos. Sabemos cuánto tarda en leerse. Cuánto pensamiento ocupa. Cuánto tarda en olvidarse.
Cómo no lo vamos a saber: también nosotros leemos mil periódicos a diario.
“Soutenez nous”, se despidió con una gran sonrisa y un apretón de manos uno de nuestros improvisados traductores. Apoyadnos. No os olvidéis de que seguimos aquí, contad nuestra historia.
Y nosotros, que sólo tenemos la palabra, nos subimos al coche.
Cuanta razón tienes con lo que dices sobre lo efímero del valor de la información en nuestra mente.. Internet y las nuevas tecnologías permiten que yo ahora pueda disfrutar de ti, pero hace un minuto leía una información sobre Lost, y hace dos sobre Cristiano Ronaldo..Como hacer -pregunto- para que entre ellas suenen diferente, para que se queden ahí dentro de una manera especial, o no. Quizá debiera haber un link a tus traspiés de gato. Gracias, por las fotos también.
La 3 y la 8 son dos fotos preciosas. Gracias por contarlo, Laura. Y se me ha saltado una lagrimilla al final, pero es que soy así de tonta. Tiene que ser tan intenso todo lo que estás viviendo ahora… un besín!
Muy buena historia Laura. Me ha puesto la piel de gallina. Un beso fuerte y sigue buscando verdades!
Esto es periodismo del bueno, Casielles… enhorabuena de verdad por el post, es sencillamente una historia bien contada, que no deja indiferente para nada
Laura, muchas gracias por tu post y por dar a conocer esta historia que me era totalmente desconocida. Espero que tus palabras e imágenes sigan denunciando asuntos que desgraciadamente no tienen toda la difusión que deberían tener aquí.
GRACIAS LAURA, MARAVILLOSO ,ESTO ES LO QUE EL GRAN MUNDO NO SABE