Después de una semanita cansada y un viernes que no voy a adjetivar, quiero deciros algo:
Son escasos los hombres que prefieren morir de inanición antes que dedicarse sin placer a su trabajo: aquellos hombres selectivos, difíciles de satisfacer, a los que no les contenta una ganancia abundante, cuando el trabajo mismo no es la ganancia de todas las ganancias. A este raro género de hombres pertenecen los artistas y contemplativos de todo tipo, pero también aquellos aficionados al ocio cuya vida transcurre entregados a la caza, los viajes, las conquistas amorosas y la aventura. Ellos aceptan el trabajo y la penuria, con tal de que estén asociados al placer; e incluso, de ser necesario, están dispuestos a realizar el trabajo más pesado. En caso de que esto no suceda, son de una decidida indolencia, aun cuando esta indolencia se acompañe de penurias, deshonor, riesgos para la salud y la vida.
(F. Nietzsche)
En un sistema donde nadie esté obligado a trabajar más de cuatro horas al día, toda persona con curiosidad científica podrá satisfacerla, y todo pintor podrá pintar sin morirse de hambre, sin importar lo maravillosos que sean sus cuadros. Los escritores jóvenes no se verán forzados a llamar la atención con alharacas y chapucerías, encaminadas a obtener la independencia económica que precisan las obras monumentales, ya que en las condiciones actuales, cuando por fin llega la oportunidad de dedicarse a ellas, han perdido el gusto y la capacidad (…)
Sobre todo, habrá felicidad y alegría de vivir, en lugar de nervios gastados, cansancio y disepsia. El trabajo exigido bastará para hacer del ocio algo delicioso, pero no para producir agotamiento. Puesto que los hombres no estarán cansados en su tiempo libre, no se conformarán sólo con distracciones pasivas e insípidas.(…)
Los hombres y las mujeres comunes, al tener la oportunidad de una vida feliz, llegarán a ser más bondadosos y menos molestos para sus semejantes, menos inclinados a mirar a los demás con suspicacia. La afición a la guerra también desaparecerá, en parte por las razones que he expuesto y en parte porque supone un largo y pesado trabajo para todos. El buen carácter es, de todas las cualidades morales, la que más necesita el mundo, y el buen carácter es la consecuencia de la tranquilidad y la seguridad, no de una vida de lucha ardua.
(B. Russell)
PRECIO, APRECIO, DESPRECIO
Ahora mismo no estoy trabajando
-se supone-
escribo este poema.
Pero eso, ya sé, no cuenta,
aunque se trate de hacer balance de uno,
recuento de los beneficios de nuestra existencia.Qué lástima entonces el mundo,
qué lástima cuando no quiere tantas veces
que escribamos este poema,
que soñemos en esta línea
que queremos dibujar.Que no quiere que miremos el mundo por dentro
lejos del precio y la etiqueta.Ahora mismo no estoy trabajando
y pregunto a la patronal, al Banco Central Europeo, al Fondo Monetario
Internacional: ¿hay algún problema?(Juanjo Barral)
He dicho. Y ahora, me voy a pasear.
Todo el día.
Qué grande!