Hay un caballero con sombrero que se inclina ante las damas, un hombre religioso que celebra el sexo y dibuja la locura de los bares cuando van a cerrar. Un señor que lleva cuarenta años cantando y, con setenta y cuatro, da tres horas de concierto sin fatigarse y se marcha dando saltitos.
No faltó ni un greatest hit. No se perdió ni un segundo. El judío errante que hace su logo con corazones enlazaba canciones apoyado en la elegancia y el buen hacer de unos músicos que enamoraron a un auditorio que pasó la última media hora de pie. Alfombras y luces sobrias por toda decoración. Ni se cantaba ni se gritaba. Un silencio respetuoso hasta cuando los intermedios eran poemas que se entregaba a recitar. Se llevaba el sombrero al pecho cuando sus compañeros de escenario hacían largos y escalofriantes solos.
Se llama Leonard Cohen y anoche provocó un pequeño terremoto en Madrid. (Yo sigo temblando.)
Y para poneros los dientes largos, aquí os dejo un vídeo envidiable del que fue el último bis (por lo visto, también en Lisboa), y que permite, gracias a la generosidad humilde del señor cantante, apreciar en su justa medida a esos musicazos que le acompañan y convierten los palacios de deportes en una auténtica Tower of song…
(Usuarios de spotify, aquí podéis disfrutar del sonido de la grabación de la noche de esta gira en Londres, bastante parecida en canciones a la de ayer… aunque a nosotros sí que nos dio Chelsea Hotel, Famous Blue Raincoat, The Partisan…
Fans de Leonard que lleguéis ahí, no os perdáis cómo lo versionan las vocalistas, las hermanas Webb, en If it be your will. )
Lo tomaremos, este vals. Podremos decir siempre eso de “yo estuve allí”.
Pero bueno, es que soy la única persona sobre la faz de la tierra queno ha ido al concierto????
Os envidio (y me vengaré sisisi)