Para recordar que de leer, lo importante era leer

Me envían este artículo de José Luis Pardo (sabiendo que pienso a lo que cuenta este señor siempre vale la pena echarle un ojo) y me digo que el último párrafo bien merece un corta-y-pega.

Y no comento, porque para que añadir paja a un “y con esto queda todo dicho”.

(…)

Y mientras nos entretenemos en debates sobre en qué soportes leeremos en el futuro, alejamos de nosotros la cuestión de qué es lo que leeremos, que es la única sustantiva, como aquellos aldeanos a quienes robaban el vino mientras disputaban sobre las garrafas en las que almacenarlo. Es cierto que esto pasa también en otros ámbitos: la mala noticia es que Internet no hará mejores a los periódicos, que la inmersión de los hogares en la banda ancha no elevará el nivel cultural de los españoles, que la introducción de ordenadores portátiles en el parvulario no resolverá el fracaso escolar y que la reconversión de las universidades públicas en institutos de secundaria mediante el plan Bolonia no aumentará la calidad de la investigación científica. Y la discusión acerca de qué podríamos hacer para mejorar el periodismo, el nivel cultural, las instituciones educativas o la investigación científica no puede celebrarse porque es una discusión de contenidos, y de momento estamos ocupadísimos con los contenedores y con la publicidad, con los portátiles, los móviles y las descargas caseras. Y no es por culpa de estos artilugios, sino de algunas decisiones políticas y profesionales, por lo que los periódicos, los libros, las escuelas y las universidades, que fueron hasta hoy los lugares naturales de estas discusiones, se están volviendo literalmente insoportables, es decir, inviables en cualquier soporte.

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