La enigmática sonrisa del delfín, que algunos han creído vislumbre de inteligencia y otros tantos han figurado con pericia en incontables emblemas, no es tal vez sino la sonrisa de quien ha olvidado trayecto y destino y se entrega ligero al puro placer del avance, ignorancia de sí que crece a cada salto en un perpetuo renacer enlazado, presente que ignora lo que fue como el delfín ignora su cola y busca la plena felicidad del más allá, el agua que lo engendra.
(Jordi Doce)