Cuando nieva en Madrid, parece que hay más verde que cuando no hay blanco, y un poco de muérdago sobrevive en los matorrales de las aceras. Trescientos doce latinoamericanos salen a hacer fotos que enviar a su familia y los mendigos reciben más dinero. Cuando nieva en Madrid, las viejas en pieles de mi barrio comentan que hoy el perro Pupi o Chusqui no quiso salir a la calle, y los niños no se sorprenden demasiado. Cuando nieva en Madrid, Avenida de América se queda desierta, y silenciosa casi, a media mañana. Y en los alrededores de la Complu hay bosques que tienen un palmo de espuma sin pisar. Cuando nieva en Madrid, resbalan los tipos del traje y la gente como yo, saben bien los cafés inmundos de las máquinas. Nos quitamos los ipod de las orejas y disfrutamos silbidos de copos.
Y las motos miran muertas de frío cómo sigue la tormenta.
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