¿El gato sobre el disparo?

Advertencia previa: no me gustan las cosas que son raras por el mero placer de serlo. Casi todo lo que lleva en algún punto de su concepción la palabra performance me pone de los nervios. Me molesta que se mezclen churras con merinas, los desnudos gratuitos y que la imposición de escenografía de aviones a las óperas románticas. Me siento insultada, en general, con las adaptaciones-a-este-siglo de los clásicos. “Tonterías las justas y los experimentos con gaseosa”. Fin de la advertencia.

Así, ocurre que:  la cosa esta del spoken word, que está tan de moda, aunque como idea me interesa mucho y tengo ganas, muchas ganas, de experimentar, suele lograr en sus manifestaciones prácticas, pese a toda mi buena disposición inicial, irritarme bastante. Porque, olvidé comentar -retomamos la advertencia- que me enfurece a niveles mitológicos el mal ejercicio de buenas ideas, que las hace parecer memeces antológicas -fin del retome, qué agresiva me he levantado hoy-.

Dicho lo cual: el tal spoken word, cuando no me irrita, me encanta, y por comparación con la irritación, hasta más.

A estos chicos (¿spokenworderos?) ya os los había presentad, pero antes se llamaban El gato sobre el teclado, y ahora ya no. Ahora se llaman Disparad sobre nosotros, y lo hacen, no diré que bien, diré que tan suyo, suyamente y a lo suyo, y con tanta pinta de pasárselo bien, que no me podría irritar ni aunque quisiera.

Escuchadles, o echadles una oreja, o disparadles: http://www.myspace.com/disparadsobrenosotros.

(A mí la versión esta que hacen de una de mis canciones fetiche me ha hecho apuntar un nuevo ítem en mi lista de “pequeños oficios a probar”: traductora de letras para adaptaciones musicales. Un día de estos.)

3 thoughts to “¿El gato sobre el disparo?”

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