En las tardes de domingo uno debiera siempre estar en La Ciudad. Sí, ahora saldría a la calle y me asombraría una vez más de lo bonito de mi barrio sin gente, de la sutil inclinación de las ventanas hacia el río. Seguiría bajando hasta los puentes y pensaría en lo mágico de la construcción de las catedrales. Como no habría comido, me compraría un crêpe y me reiría pensando que al final siempre me digo: “nunca más, me empalagan tanto” -como con los gofres-. Y buscaría quien pudiera venderme una cerveza. Me sentiría bien por renunciar a llamar a nadie, me sentiría fuerte. Os escribiría mensajes, postales invisibles para decir en qué pienso. Borraría sin darle importancia ese otro mensaje, estúpido, al que no quiero contestar. Y de paso su número para siempre, otra vez. Se me ocurrirían poemas y apuntaría en la agenda su comienzo, buscaría algún nuevo graffitti escondido de MissTic. Sonreiría a desconocidos, volvería a casa algo así como crecida, balanceando una bolsa de comida china y, seguramente, un libro nuevo arrancado a la orilla del río. Sabría esperar, no habría todo este miedo atenazante, amenzante. Todo tendría el color milenario de la piedra. Read More
Month: October 2008
…escoger el color equivocado…
Y llegó por fin la familia, el coche cargado con todas las cosas sin las que no se puede pasar el invierno. La casa ya parece una casa, hay libros, manteles, abrigos, el saxo, las velas, un árbol a construir.
Llegaron, también, por fin, a mis manos las últimas cartas a Kansas, y así fue como pude, cuando tuve todo sobre las baldas, en los cajones, en su sitio, confirmar lo que me temía: Read More
Estantes vacíos
La Habana se queda sin alimentos
Las medidas del Gobierno para bajar los precios de los víveres tras el paso de dos huracanes provocan el desabastecimiento en la capital cubana
“Ni entre, que esto da pena”, dice un vendedor a la puerta del principal agromercado (mercadillo privado) del municipio Playa, en La Habana. El joven tiene razón. El panorama es deprimente: tres días después de que el Gobierno decretara medidas para estabilizar los precios en los mercados libres de alimentos, este agro de la capital esta prácticamente sin existencias. De sus 30 puestos, sólo trabajan tres y los productos que ofrecen son aguacates, limones, naranjas, calabaza y poco más. “Es insostenible: si seguimos así, cerramos en una semana”, aseguraba ayer un comerciante ante su tarima vacía.
(…)
(Mauricio Vicent, EL PAÍS)