Pensar, por ejemplo, con Luis Alberto de Cuenca, aquello de
La vida dura demasiado poco.
No da tiempo a hacer nada. No hay manera
de reunir los suficientes días
para enterarte de algo. Te levantas,
abrazas a tu novia, desayunas, trabajas, comes, duermes, vas al cine,
y ni siquiera tienes un momento
para leer a Séneca y creerte
que todo tiene arreglo en este mundo.
La vida es un instante. No me explico
por qué esta noche no se acaba nunca.
pero ni eso aleja las sombras. Y entonces encender la luz, levantarse, dar un par de vueltas en redondo. Calentar un vaso de leche (¿qué hay más solo que curarse sólo el insomnio, la gripe?-y ni siquiera tengo nesquik-), intentar beberlo despacio, saber que mañana será difícil levantarse. E invocar, con Gerardo Diego… Read More