Los hombres que no amaban a las mujeres

Me habían hablado tanto y tan bien de la trilogía de misterio de Stieg Larsson que no supe  si sorprenderme o no cuando al cabo de un par de capítulos del primer libro decidí admitir que no estaba ni demasiado interesada, ni en absoluto enganchada, ni prácticamente dispuesta a continuar. Pero anoche me dije: a ver, un capítulo más; y a día de hoy, habiéndome dormido más tarde de las dos en plena intriga, me he levantado a las ocho sólo para poder ver un rato, antes de salir a la cruda realidad, cómo continúa este “Los hombres que no amaban a las mujeres” (que parece ser que ya está traducido al español, aunque yo como siga así de atrapada me pienso llevar los dos tochos siguientes de aquí, ¡no me voy a poner a esperar!)

Os dejo, para abrir boca, con un trocito, que ni tiene misterio ni es en absoluto representativo del libro, pero que me gustó:

“Mikael Blomskvit era de la opinión de que la misión del periodista económico es investigar y desenmascarar a los tiburones de las finanzas capaces de montar crisis de intereses por especular a partir de ideas fantasiosas con el dinero de pequeños accionistas. Era de la opinión de que la verdadera misión periodística es examinar a los directores de las empresas con el mismo celo sin piedad con que los periodistas políticos vigilan el mínimo paso falso de ministros y parlamentarios. A un periodista político nunca se le ocurriría dar a un jefe de partido un estatus de icono, y a Mikael le costaba comprender por qué tantos periodistas econóicos de los medios más importantes del país estaban tan dispuestos a convertir a jóvenes lobos de las finanzas en vedettes de espectáculo.”

3 thoughts to “Los hombres que no amaban a las mujeres”

  1. …En una ciudad tan populosa y cosmopolita como Barcelona en cualquier lugar hay broncas, en cualquier momento se comenten asaltos o te topas con borrachos al volante. Y la noche es otro país con otro idioma, donde predomina la palabra gruesa, el gesto seco y donde campan a sus anchas los pirados que se dedican a incendiar coches y contenedores para divertirse. A esas horas el peligro y la violencia aumentan exponencialmente, sobre todo en el centro. Por algo Las Ramblas se encuentra en el ranking de las diez calles más peligrosas del mundo…
    …Otra cosa era el resto de la Plaza y sus aledaños, donde se movía otro tipo de ambiente. Un batiburrillo de gente de la más baja extracción se daba cita también allí. Los bancos públicos y los suelos estaban ocupados por una variopinta hueste antisocial: gente sin patria ni techo, pedigüeños, camellos, borrachos, drogadictos, liendrosos, feos y los más guarros de Barcelona y otras ciudades europeas se congregaban cada noche entorno al sembrado de terrazas más caras de la Barcelona cosmopolita, una milicia que había renunciado al amansamiento impuesto por el sistema y había asumido el extremismo social como forma de vida…
    Extractado de SIEMPRE QUISE BAILAR COMO EL NEGRO DE BONEY M.

    http://minovelanegra.blogspot.com/

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