Auqnue no me creáis, y aunque tal vez tengáis motivos para ello, siempre que desaparezco del blog (y de los mails, y del teléfono, y de la vida) es por causas justificadas. La de esta vez es esta.
Hace unos meses, por causas variadas, más y menos obvias, decidí ponerme en acción. Pasé por el local del Bureau des Arts, la asociación que más me atraía de entre las de la escuela ,y pregunté, con la más tímida de las voces, si necesitaban gente para hacer algo.Y me mandaron a una mesa al fondo, y me vi zambullida de golpe en el proyecto que más estres, horas y neuronas me ha quemado en el año… pero también el que más me ha ilusionado desde que llegué a París. Y tal vez debería decir que desde que llegué a la Universidad. Zambullida en la hiperactividad hecha grupo de trabajo.
La Semaine des Arts, un delirio materializado en technicolor: cinco días en que la escuela se llena de las mitoanías de cada cual. Que si un piano de cola en el hall, que si máquinas lomográficas colgando del techo de la cafetería. Que si un musical, que si un futbolín humano. Que si un picnic gigante entre clases del viernes, que si una de tektonik en el jardín. Que si exposiciones de fotos digitales en macs atados a mesas de cartón, que si un tipo que pinta bolsas de basura. Que si en total ochenta proyectos de estudiantes. Que si un festival de rock.
Se trata de moverlo todo. También los muebles. Hoy hemos pasado doce horas convirtiendo los espacios comunes de la facultad en universos de colores piruleta. Por qué no. El pasillo lleno de papel-espejo, de pixeles que cuelgan. El hall lleno de pufs que se deforman ,y un robot rojo vigilando. Lo mejor de esta historia es aprender lo mismo a hacer móviles que a cerrar colaboraciones financieras, a enviar convenciones que a forrar rejillas. Recorrer París de otra manera buscando revistas, cartones, comidas a la moda.
Lo curioso, que en Madrid nunca estuve tan involucrada en nada. Ya sabemos todos que lo mío es el anti-erasmus.
Pero, como siempre en estos casos, el tesoro secreto de esta gymkana contrarreloj y no exenta de choques es que he localizado por fin quiénes son, de entre mis vecinos de mesa de estudio, los que se pasan la vida con una cámara al cuello, los que dicen sí si les pides que pinten o que canten, los que hacen cortos en garajes, los que saben explicar cuál es la magia de un fotomatón analógico. Bah, los que se pasan un sábado llenando de cuadros la facultad.
Y ya sabéis, no me faltaba otra cosa.
No os cuento más. Pasad a descubrirlo en www.semainedesarts.com. Pronto, el programa al día y los días contados. Yo también prometo alguna foto o alguna historia, para aguzaros las ganas de coger un avión expres.
Como primer intento, nuestro video publicitario. Hecho en una noche.
Para que veáis con qué gente me junto. O a qué me refiero, más bien.
Suena fantástico y sí, me muero de ganas de volar para allá! Después de toda la preparación solo queda que lo pases genial. Y nos lo cuentes!
Besos
r
Qué pasada, me has dejado así :O. París tiene esas cosas, tú y yo lo sabemos 😉
Enhorabuena, porque me parece más que genial.
muá!
woow! pero que video más guay!
lo que me gustaría ver eso…
y dos por ciertos:
1, ¿el chico del sombrero es el chico del sombrero?
y 2, te estás quedando en los huesos.