And all that jazz

De acuerdo, cuando en vez de un gin-fizz lo que se tiene en la mano es un helado, la cosa pierde glamour. Pero allá nos fuimos ayer, a escuchar jazz en la plaza, acodadas en árboles y lamiendo vainilla con chocolate.

Porque de eso se trata, en este caso: de sacar el jazz de sus noches, sótanos y resacas. El Festival de Jazz de Saint Germain ofrece para esta primavera casi demasiado calurosa planes insólitos todo a lo largo de ese barrio 6 que más que corazón de París le es arteria. Voy a escuchar trombones en la clase más grande de mi facultad, en el Starbucks de paso, en la iglesia de junto a la parada de metro… y en la calle, sí.
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