2 thoughts to “Espej-ismos”

  1. Un regalito (asociaciones de ideas)

    COREOGRAFÍA (Mía Gallegos)

    Para mí amigo Carlos Cortés

    En fin
    que no he vivido nada.
    No sé qué cosa es una guerra
    y tengo como prisión al cuerpo
    y alma como campo de batalla.

    Me debato entre la duda
    de reflexionar o fluir;
    esto es situarse en el palco de los espectadores,
    o estar
    en cada íntimo instante del milagro.

    Vivo de pedacitos,
    pero aspiro a la totalidad,
    es decir a Mozart y al poema que me redima
    y me revele los espacios absolutos
    y la nada.

    Percibo de mí
    los sitios más secretos:
    la culpa,
    una tercera conciencia de las cosas,
    la dualidad del pensamiento,
    la ira pequeña
    por lo que ya ocurrió.
    Pero he vivido poco. Treinta años.
    Dos amores de piel
    y un querer abandonar
    esta espera que me señala la vida.

    Anhelo la anarquía,
    el más tierno desorden del amor,
    la cábala
    los relojes de arena y una habitación sencilla.

    Quiero tener un destino trazado de antemano,
    encontrarme con Dios
    y los abismos
    y no tener conciencia de la llama.
    Ser la llama misma y la aventura.

    Pero vengo de soledades últimas,
    de conversaciones que nunca concluyeron,
    de espejos que me miraron desde la infancia hasta ahora,
    de abandonados armarios de caoba que fueron
    de tías o de abuelas remotísimas.

    Cuán poco he vivido.
    No conozco la guerra. Y tampoco la paz.
    Me duele la orfandad,
    el desarraigo,
    el sentirme extranjera en cualquier sitio,
    el no pertenecer
    a una familia o a una patria.

    No puedo narrar una batalla;
    ni hablar del hambre y de la peste,
    ni escribir la canción de algún soldado herido,
    ni hablar de mujer violada,
    ni decir cómo es un cementerio después de una llovizna.

    Pero anhelo decir en el poema
    que la vida me conmueve,
    que respiro mejor cuando me entrego,
    que necesito amar de la manera más simple y primitiva.
    Me gusta la paz y la defiendo
    y la guerra cuando es justa,
    y el sabor de las mandarinas cuando llega el verano,
    que me gusta ser una y arraigarme en el cosmos,
    y sentir que mi vida palpita al mismo tiempo que la vida,
    aunque no haya vivido,
    aunque mi hambre sea de infinito,
    aunque no sepa expresar
    que por alguna razón precisa estoy aquí,
    a punto de vencer,
    a punto de morir,
    de vivir.

  2. Me encantan Calvin & Hobbes. Han sustituido el gran vacío existencial que dejó Mafalda, jeje.

    He usado Weltschmerz en la última redacción de alemán, y he quedado como un señor, te debo una 😉 A ver si compartes más hallazgos lingüísticos como ése.

    Yo te hago llegar lo que quieras, ¿te refieres a los papeles que escribí en el avión? Te lo mando por mail, aunque no sé si te voy a decepcionar…

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