Me entero entre carteles y periódicos que en mi ciudad adoptiva estamos en medio de las celebraciones anuales de “la primavera de los poetas”, y que hoy es el día de pasar un poema al otro. “En casa, en el trabajo, en la escuela, en la calle…”, proponen en la web, “ofreced uno, cambiad vuestros poemas, pegad un poema, deslizad un poema bajo la puerta, esto o aquello, ¡pero dad un poema al otro!”
Debo admitir que no, en absoluto, para nada vi hoy un trajín poético mayor que de costumbre entre los bulevares. Pero la idea, y el proyecto en que se inscribe, son de las que hacen que uno se crea que pese a todo hay salvación posible.