Desde que estoy aquí estoy mucho más convencida-si cabe- de la necesidad de cambio del sistema universitario que había vivido antes de venir.
Ayer lo pensaba y caía en la cuenta de que la gran diferencia es que en mi Uni de adopción habrá asignaturas que te gusten más y otras que te gusten menos, pero todavía no he vivido en clase ni una sola vez un momento de esos de “realmente, me quiero suicidar” tan frecuentes en los años anteriores. Ni he tenido ni un sólo profesor del que pensar “¿por qué le han regalado la plaza a este señor?”. Ni un solo cabreo de mascullar “no nos toman ni un poquito en serio”.